El infierno son los 'rojos'
La Universitat de València expone los libros prohibidos por el franquismo
En términos de biblioteconomía se denomina infierno a esa parcela de una biblioteca que guarda aquellos ejemplares de tipo erótico o pornográfico. En la Biblioteca de la Universitat de València, el infierno no tuvo, durante el franquismo, un cariz sicalíptico, sino ideológico. La Junta Técnica del Estado decretó en 1937 que quedaban fuera de la ley aquellos libros "comunistas, socialistas, libertarios y, en general, disolventes". Valencia, como capital de la República entre noviembre de 1936 y octubre de 1937, acogió esas obras prohibidas en la España sediciosa, pero accesibles en territorio republicano.
Más de 70 años después, la Universitat de València ha rescatado los libros que el franquismo consideraba perniciosos para la exposición Libros en el infierno, que clausura los actos que la institución académica ha dedicado a la capitalidad republicana de Valencia. En la sala Duc de Calàbria del edificio La Nau, esos libros se exponen en un infierno fresquito, dadas las especiales condiciones ambientales de conservación de las obras, como expresaba el comisario de la muestra, Salvador Albiñana. Joyas como el primer poema manuscrito de Juan Gil Albert o la primera edición castellana de El Capital, de Karl Marx, conviven con ejemplares de arriesgado diseño gráfico, como Le cinéma en URSS, que reproduce en sus páginas un imaginario cine que proyecta, bien la imagen de Lenin, bien sus discursos, según la página desde la que se contemple. Un total de 190 obras, entre impresos, manuscritos, folletos y dibujos infantiles, forman una selección extraída de fondos de bibliotecas y de las colecciones privadas de Fernando Llorca y Max Aub.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.