McCain y Romney llegan empatados al 'supermartes'
El recuento parcial en Florida da un tercio del voto a cada uno y hunde a Giuliani
Las primarias republicanas en Florida han sido un verdadero duelo hasta el último momento. Tal y como habían previsto las encuestas, de un puñado de votos dependía esta madrugada el desempate entre el senador de Arizona John McCain y el ex gobernador de Massachussets Mitt Romney. Ninguno de los dos candidatos se atrevía a proclamar su victoria a falta del resultado final del escrutinio.
"McCain tiene un historial de demócrata liberal", afirmó Romney
"La campaña de Romney se basa en una cosa: el engaño", respondió McCain
Pasadas las tres de la madrugada en España, y con el 47% de las papeletas escrutadas, McCain obtenía un 35% de los votos, con una magra ventaja de tres puntos sobre Romney. Pero la noche iba a ser larga y mientras el recuento avanzaba, lentamente, los dos candidatos se mantenían en un empate virtual. La victoria de Romney no era una hipótesis a descartar.
Era el final anunciado de un día de indecisión en los colegios electorales. Muchos de los votantes acudieron a las urnas con dudas de último momento. Entre ellos, Zonia del Portillo. Esta asistente legal de 69 años nacida en Cuba llegó al centro electoral de Coral Gables a las nueve de la mañana de ayer. En unos segundos iba a votar. "Todavía no sé a quién. McCain o Romney", explicaba. Diez minutos y un voto después, Zonia bajaba las mismas escaleras. "Me he decidido por Mitt Romney. Es más serio, más capaz en los negocios".
Así se ha vendido Romney en su frenética cadena de mítines en este Estado de 19 millones de personas: como un outsider, un solitario al margen de las intrigas palaciegas de Washington. En Florida se hizo con el apoyo de buena parte del círculo más íntimo del ex gobernador Jeb Bush. Anoche dependía de una victoria, por ajustada que fuera, para llegar con credibilidad y apoyos a las demás primarias. "Me he pasado 25 años en el mundo de los negocios", decía ayer en Jacksonville. "Entiendo la vida real, no como esos políticos de la capital".
Carismático, impecable en el vestir, educado, Romney no ofrece un carné de afiliación política en sus mítines, sino una tarjeta de negocios. Explica cómo organizó los Juegos Olímpicos de Salt Lake City en 2002. Da razones para haber amasado una fortuna personal de 250 millones de dólares (175 millones de euros). Y promete bajadas de impuestos e inversiones para las empresas. En el centro financiero de Miami, Romney creía ayer asegurada la victoria. Empresarios como Jorge Arrizurieta, de 42 años, le han dado su apoyo. Aparte de una exitosa carrera como emprendedor y analista, Arrizurieta ha tomando parte en las campañas de toda la saga Bush: los dos presidentes y el ex gobernador de Florida.
"El señor Romney puede ganar. Es un candidato conservador, inteligente y muy capaz". Su admiración va más allá de los halagos: para Arrizurieta, Romney es el Bill Clinton del Partido Republicano: "Como Clinton, es gobernador de un Estado pequeño. Nadie confiaba en que sería el candidato hasta que protagonizó una campaña brillante. Sorprendió a todos. Y llegó a presidente. Ése es Clinton. Ése será Romney".
Ayer, a medida que el cierre de los colegios se acercaba, la guerra entre Romney y McCain se volvió más y más sucia. Tan sucia que ambos se acusaron de "liberales", palabra maldita en el Partido Republicano. "McCain tiene un historial de demócrata liberal", dijo Romney en un mitin en West Palm Beach. "La campaña del señor Romney se basa en una sola cosa: el engaño de los votantes", respondió McCain.
Lo único que los datos confirmaban anoche es el fracaso del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani (15% de los votos), que se centró exclusivamente en Florida para lograr una victoria el próximo martes, cuando millones de estadounidenses acudirán a las urnas en más de veinte Estados.
El varapalo a Giuliani ya lo auguraba por la mañana un grupo de jubilados que se agolpaba frente al colegio electoral de West Miami. Uno votó a Romney. Otro, a McCain. La pregunta era obligada: ¿nadie ha votado por el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani? "¿Quién?", respondió uno de los pensionistas con sorna.
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