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Un testigo afirma que Bravo le ordenó crear una deuda a cargo de otro imputado

La instrucción de la causa por el supuesto fraude en la delegación de Hacienda en Irún continuó ayer con la declaración de otros cuatro testigos. Entre ellos figuraba un hombre que trabajó como administrativo en dicha oficina cuando la dirigía el principal imputado en el caso, José María Bravo. Según explicó durante su comparecencia, el acusado le ordenó en un momento determinado que crease una deuda a cargo del decorador José Lamy, ahora también imputado, que tenía que resolverse en tres liquidaciones.

El empleado siguió las indicaciones de su jefe, porque crear deudas era un trámite "normal", declaró ante el Juzgado de Instrucción número 2 de Irún. Y admitió, según fuentes cercanas al caso, que no comprobó si realmente existía esa deuda, ya que seguía órdenes de su superior.

El caso es que, según la denuncia de la Fiscalía de Guipúzcoa, esa deuda no existía realmente y Bravo la simuló para obtener los favores del decorador. El Ministerio Público sostiene que el imputado comunicó a Lamy que tenía una deuda de 25.905 euros. El profesional desconocía este extremo, pero, ante el temor de tener un contencioso con la administración, aceptó el trato que le propuso el entonces responsable de la Hacienda de Irún: decorar el hotel rural que éste tenía en Extremadura, siempre según el fiscal.

El decorador realizó su trabajo y en enero de 2004 Bravo ordenó la cancelación de una deuda que en realidad no existía, según concluye la fiscalía.

De declarante a acusado

Lamy acudió a declarar como testigo el pasado 3 de octubre. Explicó que, efectivamente, en 2004 recibió una misiva de la Hacienda foral que le reclamaba una deuda que desconocía tener. Llamó a su "amigo" Bravo y le comentó el caso. Éste le devolvió la llamada y le dijo que todo estaba resuelto. Le declaró insolvente, anulando la supuesta deuda. Lamy aseguró que meses después trabajó en la decoración del hotel de Bravo "por amistad".

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Tras escuchar estas explicaciones, el fiscal solicitó la suspensión de la declaración y reclamó que se volviese a citar a Lamy, esta vez como imputado. El Ministerio Público apreció indicios de delito en la versión del decorador, así como algunas contradicciones de fechas respecto a lo que en su día declaró en sede policial. Ya como imputado, Lamy se acogió el pasado 12 de diciembre a su derecho a no declarar y guardó silencio ante la juez instructora.

El resto de los testigos citados ayer no aportaron datos relevantes para la investigación, según las fuentes informantes.

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