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Apuntes

El pacífico ejemplo de la Politécnica

Ignacio Zafra

Aunque la reforma que amenaza con desatar un conflicto en toda regla en Alicante tenga orígenes internos (la aplicación de los estatutos aprobados por la universidad), ningún campus público saldrá intacto de la reestructuración que exige la incorporación del sistema al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Dado que los cinco rectores valencianos acordaron retrasar la implantación de los nuevos títulos de grado (que sustituirán al modelo de diplomaturas y licenciaturas) hasta el curso 2009-2010, la tensión no se ha disparado todavía. A ello contribuye también la idea general de que la adaptación al EEES (que, entre otras cosas, liberaliza la capacidad de los rectorados para confeccionar las carreras que se ofertarán en sus facultades) se hará gradualmente: en un primer momento no pasará, probablemente, de la traducción de las actuales carreras a las nuevas.

A medio plazo el cambio será, sin embargo, inevitable, y afectará sobre todo a aquellas carreras que no superan un número aceptable de alumnos. La Miguel Hernández de Elche sabe bastante de eso. La Universitat de València, que mantiene un buen nivel de matrícula en casi todas las carreras, solo ha admitido hasta ahora que la reestructuración de las filologías resulta inexorable. La solución consistirá seguramente en agruparlas en títulos comunes.

La única que ya ha anunciado una reforma a fondo, acogida en principio sin demasiadas quejas por la comunidad académica, ha sido la Universidad Politécnica de Valencia. El año pasado anunció que reducirá su oferta en un tercio, lo que supondría eliminar hasta 18 títulos. Esos cambios serán compensados probablemente con la creación de másteres oficiales, los cursos de especialización que podrán estudiarse al finalizar los grados y que, a la vista de cómo van las negociaciones, resolverán el problema de la atribución de competencias profesionales, una cuestión que hoy se resuelve con la diferencia entre carreras técnicas e ingenierías.

Pero que no haya causado conflictos hasta ahora no significa que no los vaya a provocar. La fusión de las carreras en grados exigirá finalmente la fusión de centros y personal. No hacerlo dejaría a grandes escuelas con el único cometido de impartir los másteres, lo que parece demasiado capital humano para tan poca materia.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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