¿Hay abierto un coladero en el aeropuerto de Barajas?
Un escrito explica a inmigrantes cómo evadir los controles
Todo está escrito en una fotocopia borrosa. "Se llega de Colombia, si tienen suerte no los va a estar esperando la policía", comienza el escrito. Es un texto de una treintena de líneas que explica cómo colarse en España a través de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas eludiendo los controles de seguridad. Basta buscar una puerta plateada junto a una cafetería y girar el pomo "con cuidado" para no ser visto. Se bajan unas escaleras, se abre una puerta y de ahí directo al ascensor. Luego, el viajero debe pulsar el nivel -2 por donde llegará al metro y salir al exterior. Recomienda tomar un taxi.
El comisario jefe de Barajas, Carlos Salamanca, aseguró ayer que esa ruta que elude la seguridad quedó anulada en verano. En julio fueron detenidas tres empleadas del aeropuerto que introducían inmigrantes colombianos usando ese camino. Les cobraban entre 3.000 y 5.000 euros. La carta es anterior a julio y fue requisada durante la operación, según Salamanca, que indica que es "imposible" determinar cuántas personas usaron ese sistema para entrar en España, aunque estima "que no debieron ser muchos".
Expediente a un policía
El pasado 18 de diciembre, una redactora de Telemadrid hizo ese mismo camino siguiendo las indicaciones detalladas en la fotocopia. Lo grabó todo con una cámara oculta. Le acompañaba un agente de la policía, al que se ha abierto expediente por colaborar en el reportaje.
Una empleada del aeropuerto aseguró ayer a este periódico que aún se puede transitar "sin problema" por esa puerta y que, aunque existen controles en algunos puntos del edificio, quedan otras rutas "sin vigilancia" por las que pueden transitar con ayuda de otro trabajador cuando alguien ha olvidado la tarjeta de identificación.
El comisario de Barajas afirma que, tras las detenciones, se han activado inspecciones a pie de avión para evitar que se cuele nadie procedente de un vuelo. Otra cuestión es que un trabajador entre con la ayuda de otro empleado. "Eso es picaresca, el resto está controlado", concluye Salamanca.
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