El ejecutivo que mató a su hija, no culpable por enajenación
Un jurado británico dictaminó ayer que el multimillonario ejecutivo bilbaíno Alberto Izaga no fue culpable de la muerte de su hija de dos años, Yanire, que falleció el pasado 3 de junio por los golpes que su padre le propinó en la cabeza, porque sufrió un episodio de locura transitoria. Según la BBC, Izaga vio varias películas de terror días antes de atacar a su hija, y durante el incidente sufría un "episodio de enfermedad mental aguda". La pequeña quedó inconsciente a causa de los golpes y murió dos días después en el hospital debido a una fractura craneoencefálica múltiple.
El juez Richard Hone dictaminó el traslado del empresario bilbaíno desde el centro Albert Embankment, en Londres, a un hospital mental de forma indefinida y lo calificó de un "caso excepcional". Además, Izaga fue suspendido de su puesto en la firma aseguradora SwissRe, en la que trabajaba, tras la muerte de su hija.
El tribunal escuchó que Izaga vio la película de terror Bug, en la que una pareja se vuelve loca cuando unos bichos comienzan a correr bajo su piel durante unas vacaciones en Estados Unidos. Poco después acudió a una conferencia en Ginebra y quedó sensiblemente afectado por una charla de motivación dada por un aventurero. Cuando regresó a su casa el 2 de junio, se quejó de estar exhausto y de insomnio. Aun así, el día de los hechos se despertó pronto y se pasó cerca de dos horas hablando mal de Dios y las sectas antes de atacar de repente a su hija. La mujer de Izaga, Ligia, intentó detenerle y después declaró que su marido decía: "Sé lo que tengo que hacer, tengo que matarla".
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