Molina-Tresserras: historia de un calvario... político
El ministro de Cultura y el 'conseller' escenifican su complicada relación
El ministro de Cultura, César Antonio Molina, concluyó ayer su visita a Cataluña en el Palau Nacional, donde hizo entrega del Calvario, una pintura gótica de la escuela de Girona, a la colección permanente del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Un acto al que no acudió el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras, y que sirvió, entre otras cosas, para escenificar las complicadas relaciones políticas entre ambos.
Tresserras tampoco había asistido al acto celebrado anteayer en San Feliu de Guíxols, cuando el ministro, junto a Carmen Thyssen y las autoridades locales, anunció el emplazamiento de la colección de la baronesa en el monasterio benedictino de la localidad ampurdanesa. Si la causa de la primera ausencia fue la falta de invitación, ayer el motivo fue la reunión del Ejecutivo catalán, que se celebra cada martes.
Aunque oficialmente se trató de "un problema de agenda", fuentes del departamento que dirige Tresserras aseguraron que el consejero se enteró de los planes del ministro en Cataluña de forma extraoficial durante la cena del Premio Nadal, en la que coincidieron.
A pesar de que ambas partes reiteran su excelente entendimiento personal, ya no es ningún secreto que en ámbito político hay más que un desencuentro: desde la fecha de regreso de los papeles de Salamanca ("todos los plazos se han cumplido", aseveró el ministro) hasta la petición de una reunión de trabajo que, según fuentes de la consejería, se espera desde el otoño, mientras que Molina afirma haberse encontrado más de 20 veces con Tresserras ("es el consejero con el que más he hablado", aseguró ayer). Tampoco fue bien recibido el "desafortunado" regalo de unos gemelos en forma de tecla con la letra ñ -que no existe en catalán-, con los que el ministro felicitó la Navidad a todos los consejeros.
A pesar de la ocasión festiva, el acto del MNAC estuvo marcado por una tensión latente, que pareció agudizarse durante las intervenciones que, excluidas algunas frases de agradecimiento, fueron realizadas rigurosamente en catalán.
El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) ha sido otro motivo de fricción entre el Gobierno central y el catalán, que no fue informado del nombramiento del director de este centro, Manuel Borja-Villel, a la cabeza del Museo Reina Sofía de Madrid, lo que se ha percibido en la consejería poco menos que como un caso de guerra.
El calvario entregado ayer por César Antonio Molina al MNAC fue adquirida por el Ministerio de Cultura a un coleccionista privado barcelonés por 330.000 euros, y forma parte de un retablo desmembrado cuyas demás partes se conservan en importantes museos extranjeros, como es el caso del Metropolitan de Nueva York, que posee el fragmento dedicado a la Madre de Dios.
Molina aprovechó la entrega para anunciar que "pronto habrá otra sorpresa en este sentido y más de una", aunque no quiso añadir más detalles.
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