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El desgarro en un cuerpo de dos sexos

Lucía Puenzo entra en el alma de una hermafrodita en el filme 'XXY'

Rocío García

¿Qué hubiera pasado si nunca me hubieran tocado el cuerpo? ¿Y si me hubieran dejado elegir? Las voces de esos chicos de 14 o 15 años que se hacían día a día las mismas preguntas llegaron al corazón de Lucía Puenzo. "Ahí se me disparó la película", asegura esta realizadora argentina, que con su primer filme, XXY, ha arrebatado ya al público y la crítica internacional. XXY, un retrato valiente, desgarrador y hermoso sobre una adolescente hermafrodita, consiguió en el pasado Festival de Cannes el Gran Premio de la Semana de la Crítica y el Premio de la Juventud.

La película ha sido elegida por Argentina para optar a los Oscar
La directora realizó meses de investigación antes de rodar
"Hoy existe la opción de no operar de inmediato", dice la realizadora

La verdad es que el debú en el cine de esta escritora no ha podido ser más exitoso. XXY, protagonizada por Inés Efron, Martín Priroyanski, Ricardo Darín y Germán Palacios, entre otros, también ha sido elegida por la Academia de Cine de Argentina para optar a los Oscar de Hollywood como mejor película de habla no inglesa. "Ha sido todo tan veloz que la falta de tiempo ha provocado que todas las inseguridades que tenía estuvieran dirigidas hacia el trabajo. No había tiempo para más", asegura esta cineasta, hija del director Luis Puenzo, productor también del filme. Por lo que parece, las prisas no van a abandonar a esta argentina de 34 años. Tampoco el riesgo. El próximo mes de abril comienza el rodaje de su segundo largometraje, El niño pez, una historia de amor entre dos chicas de clases sociales muy diferentes. El encuentro entre la hija de familia adinerada y conservadora y la joven que entra a trabajar en la casa, que esconde un oscuro secreto, terminará con un crimen y la huida hacia Paraguay.

XXY, que se estrena en España el próximo día 14, nace del enamoramiento de un personaje literario, inspirado en un cuento de su marido, el también autor y cineasta Sergio Bizzio. "El personaje de Álex es casi lo único que queda del cuento. La fuerza de esa chica adolescente que para mí era como una versión exacerbada de todas las dudas que acechan a los adolescentes. El cuerpo de esa chica en el que conviven dos sexos es como una síntesis de todo el desgarro que un adolescente puede tener, de todas las dudas de alguien que ya no es un niño pero tampoco un adulto, tierra fértil de lo que te vas a convertir en cualquier momento. XXY es la mezcla del impacto que tuvo un cuento sobre mí y de todo lo que está pasando hoy en el mundo real con el hermafroditismo", explicaba, rápida y segura, Lucía Puenzo, durante una visita a Madrid el pasado mes de diciembre.

Y lo que está pasando con el hermafroditismo es el drama de muchos chicos y chicas, también de padres y de médicos, que no llegaban jamás a la pubertad sin haber sido operados de niños. Lucía Puenzo realizó meses de investigación antes de embarcarse en esta arriesgada historia. Lo primero que hizo fue ponerse en contacto con una genetista rupturista con las antiguas costumbres de operar a los chicos que nacían con ambigüedad sexual durante la niñez -"normalizarlos" es como se llama a esta cirugía"-. Fueron justamente los testimonios de tantos chicos operados, de tantos padres y médicos, que ponían en duda el traumatismo de la operación los que le guiaron por la historia de XXY. "Hoy existe para ciertos papás y ciertos médicos la opción de no operar de inmediato, de elegir, de dejar abierta la puerta para poder vivir protegidos y crecer de manera normal".

XXY es la historia del despertar sexual de una adolescente argentina hermafrodita. Álex (Inés Efron) tiene 15 años y esconde un secreto. Al poco tiempo de nacer, sus padres (Ricardo Darín y Valeria Bertuccellin) deciden instalarse en una cabaña aislada en las afueras de Piriápolis, en Uruguay, para así poder proteger de las miradas a su hija. En el pueblo, Álex ya es observada como si fuera un fenómeno. Nunca ha sido operada. Su cuerpo alberga dos sexos: un interior femenino y un exterior masculino. Todo comienza con el encuentro de Álex y Álvaro, otro adolescente, hijo de un cirujano plástico (Germán Palacios) de Buenos Aires, que acepta la invitación de conocer a la adolescente hermafrodita por interés médico.

No hay cifras fiables sobre el número de hermafroditas en Argentina. Según la investigación llevada a cabo por Puenzo, los números varían según los libros o los servicios médicos, en buena parte por el secretismo de los propios padres. "Pueden nacer unos 500 niños al año", asegura la realizadora, que ha contado en todo el proceso con el apoyo y la ayuda de activistas adultos y de organizaciones en torno al hermafroditismo. "Hay que dejar claro que XXY es una ficción, no es un documental, pero el realismo médico ha sido extremo. Para mí fue muy importante que los activistas salieran a defender que la intersexualdiad pudiera tener una poética, que también de ello se podía hacer ficción".

El miedo al cuerpo, a mirarse al espejo y ver lo que uno no quiere, viaja a través de todo el filme, rodado en el propio pueblo de Pirápolis, protegidos del mundo exterior como los propios padres pretenden con su hija Álex. Pero si una cosa tenía clara Lucía Puenzo era la de no cruzar la línea del sensacionalismo. El pudor ha sido regla fundamental en el tratamiento de la historia y así se obvian todas las escenas en las que se puede ver ese sexo secreto. "Sabía que si me saltaba esa línea, destrozaba de un plumazo toda esa historia de amor que yo quería contar. No podía caer en lo que tantos chicos sufrieron en sus propias carnes, de la curiosidad que despertaba su ambigüedad. La violación con estos chicos está en el querer ver su sexo. Para mí estaba claro que no se podía mostrar".

Lucía Puenzo, en su visita a Madrid en diciembre de 2007.
Lucía Puenzo, en su visita a Madrid en diciembre de 2007.ULY MARTÍN
Inés Efron y Ricardo Darín, en un fotograma de <i>XXY</i>.
Inés Efron y Ricardo Darín, en un fotograma de XXY.

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