Chad condena a trabajos forzados a seis miembros de El Arca de Zoé
Los franceses pasarán ocho años en la cárcel por secuestro de menores
Un tribunal de Chad condenó ayer a seis franceses, integrantes de la organización no gubernamental El Arca de Zoé, a ocho años de cárcel con trabajos forzados por el intento de secuestro de 103 menores del país africano en octubre pasado. El fiscal pedía de 7 a 11 años de prisión. El Gobierno francés anunció, poco después de conocerse el fallo, que pedirá la repatriación de sus seis ciudadanos.
La defensa ha calificado el juicio, que ha durado cuatro días, de "mascarada judicial". Un ciudadano chadiano y otro sudanés también han sido condenados, por participar en este engaño, a cuatro años de prisión.
París pedirá la repatriación de los cooperantes, que se da casi por segura
Aún queda por resolver cómo indemnizar a las familias de los niños
El caso saltó a la luz pública el pasado 25 de octubre. La organización no gubernamental francesa vio cómo eran detenidos en el aeropuerto chadiano de Abéché los seis miembros que pretendían transportar a 103 niños, supuestamente huérfanos de la guerra de Darfur, hasta Francia. En un primer momento, las autoridades chadianas quisieron procesar también a un piloto belga y a siete españoles que formaban parte de la tripulación del avión alquilado para el transporte y que fueron puestos en libertad sin cargos en noviembre.
Los seis miembros de El Arca de Zoé han sido condenados por "secuestro de menores y falsificación de documentos y utilización de los mismos". La mitad, como mínimo, de los 103 niños que debían ser acogidos en Francia no eran huérfanos ni vivían en una zona en guerra. Todo indica que los colaboradores locales de la ONG engañaron a los familiares de los críos prometiéndoles que los franceses se limitaban a ofrecerles escolarización gratuita. Pero ese error o manipulación no explica otras maniobras de los integrantes de El Arca de Zoé, que llegaron a simular que varios niños estaban enfermos para justificar su traslado a Francia.
Sobre el papel, los condenados deberán poder cumplir la sentencia en Francia gracias a un acuerdo existente entre los dos países y después, una vez encarcelados en su país de origen, tendrán que esperar que el presidente de Chad, Idriss Déby, quiera autorizar su libertad.
Los abogados de los seis franceses, horas antes de conocerse la sentencia, se lamentaban de que ésta "hubiera sido dictada por el poder", que necesitaba demostrar su independencia respecto a la antigua potencia colonial. En cualquier caso, Déby ha conservado su cargo gracias en parte a los franceses y sus soldados, que le han defendido en varias sublevaciones.
El caso de El Arca de Zoé es un ejemplo de las numerosas derivas que amenazan a las ONG y las sitúa en el centro de una guerra de poderes. El líder de esta ONG, un antiguo bombero, Eric Breteau, es un visionario con fama de ser poco escrupuloso en el cumplimiento de las reglas. Durante el juicio, su comportamiento ha sido considerado "arrogante" por la fiscalía. Su condición de dirigente y organizador no ha pesado, sin embargo, en su contra; pues sus otros cinco compatriotas han merecido la misma condena.
Al margen de las condiciones técnicas de la casi segura repatriación -se habla de 48 o 72 horas- y de cómo los condenados cumplirán la pena, queda por resolver la cuestión de las indemnizaciones, que superan los seis millones de euros. La Embajada francesa en Chad ya se ha comprometido a ofrecer enseñanza gratuita a los 103 niños.
