Bush dice que se ha acabado la paciencia con Siria
A juzgar por la última conferencia de prensa del año ofrecida ayer por el presidente de Estados Unidos, George Bush, pareciera que la guerra de Irak no existiese. Ni el presidente se refirió a ella -sólo de pasada, sin mencionar el nombre, para agradecer los nuevos fondos aprobados por el Congreso- ni los reporteros le acribillaron a preguntas sobre el conflicto como solía suceder en un pasado no tan lejano. De política exterior, el mandatario sólo dio un titular importante, al asegurar que su paciencia con Siria "se acabó hace mucho tiempo".
Preguntado sobre si buscará un diálogo con el presidente sirio, Bashar al Asad, sobre la estabilización de Líbano en su próximo viaje a Oriente Próximo, Bush declaró tajante, quizá fue éste el momento más tajante de toda la comparecencia presidencial, que lo único que tiene que hacer Siria es "permanecer fuera de Líbano".
El mandatario estadounidense tiene previsto viajar a Oriente Próximo en enero, en una visita que incluye Israel y Cisjordania, además de escalas en Kuwait, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Egipto. Desde la Casa Blanca se informaba ayer de que la visita supondrá un seguimiento de los acuerdos alcanzados en la cumbre de Annapolis.
Bush ha intentado aislar a Damasco diplomáticamente, a pesar de lo cual Siria envió representantes a la cumbre: "[Asad] Alberga a Hamás, ayuda a que los terroristas suicidas de Hezbolá vayan desde su país a Irak y desestabiliza Líbano". Siria niega tajantemente las acusaciones de Washington de que esté minando el prooccidental Gobierno de Beirut.
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