Regresa el miedo a abortar
Las clínicas temen que las mujeres usen medios inseguros por la presión
Las mujeres que quieren abortar tienen miedo y las que ya han abortado, también. En las clínicas de interrupción de embarazo las pacientes preguntan estos días si abortar es legal, algunas rehusan dar el DNI antes de someterse a la intervención y otras, que ya pasaron por esa operación, quieren recuperar ahora su historial médico o que sea destruido.
La alarma social que se ha desatado estos días a raíz de las detenciones de médicos implicados en abortos supuestamente ilegales en varias clínicas de Barcelona está repercutiendo en el día a día de las clínicas abortistas. Ayer mismo la fiscal pidió prisión provisional para los dos psiquiatras detenidos, informa Jesús García. Además, numerosas pacientes han sido llamadas ante el juez por haber abortado en estas clínicas y las mujeres están asustadas. También los facultativos tienen temores fundados a que ese miedo haga que se alejen de las clínicas y recurran a métodos clandestinos.
Los centros han detectado que el flujo de mujeres que ha acudido a sus locales las últimas semanas ha disminuido ligeramente. "Si una mujer tiene que abortar lo hará. Nos preocupan sobre todo las mujeres inmigrantes. Se corre el riesgo de que vuelvan a hacerlo con el Cytotec o que se pongan en manos de las aborteras. No olvidemos que siguen existiendo", dice Empar Pineda, portavoz de la clínica Isadora de Madrid. Otro riesgo, según las clínicas es que, por miedo, las mujeres dejen pasar demasiado tiempo antes de acudir a los centros. "Cuantos más días pasen más riesgos hay para su salud", explica Gael Leveder, de Dator.
Las mujeres no quieren hablar. Se sienten inseguras y prefieren no hacer comentarios sobre lo que está sucediendo. "Puede que no me pase nada, pero... por si acaso. Nunca se sabe", cuenta una latinoamericana en la clínica Dator. "No, no. No quiero decir nada", apunta una china en Isadora. El comentario es generalizado entre las españolas, las inmigrantes o las menores que ayer visitaban estas dos clínicas madrileñas. Silencio. "Saben que algo está ocurriendo. Sobre todo desde que en Barcelona se llamó a declarar a las mujeres", dice Leveder.
Desde hace semanas las clínicas reciben peticiones que les trasladan a la década de los ochenta, cuando el aborto acababa de legalizarse. "Preguntan si estamos en regla, si los médicos tienen titulación y qué ocurre con sus datos", dice la portavoz de Dator, una de las clínicas históricas. El caso no es único. Sucede lo mismo en la mayoría de las clínicas españolas. "Las mujeres acuden a los centros en tensión. Muchas tienen la sensación de hacer algo ilegal. Algunas se niegan incluso a darnos el DNI, algo que es imprescindible para someterse a la intervención. Otras ponen pegas para darnos el teléfono o la dirección de su casa", cuenta Eva Rodríguez Armario, presidenta de la Asociación de Clínicas Acreditadas para Interrupciones Voluntarias del Embarazo (Acai).
"Ayer nos llamó una mujer que abortó hace cinco años y que quería recuperar su historial. Las mujeres quieren garantías para saber que sus datos son confidenciales", cuenta Pineda. Lo mismo ha ocurrido en la clínica El Sur de Sevilla: "Vino una mujer que abortó hace diez años. Tenía miedo de que su expediente saliese a la luz y su madre y su actual marido descubrieran que había tenido un embarazo a los 18 años", dice una trabajadora social. Los datos médicos sólo pueden ser revelados a petición expresa del interesado o por mandato de un juez.
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