El espíritu de la ley
Educación convocó este año 6.856 plazas de profesores de enseñanza no universitaria. La mayoría fueron ganadas por personal con años de docencia a la espalda. Incluso con más de una docena. Fueron años en los que habían impartido clases en centros públicos con un contrato interino renovado cada curso, no siempre en el mismo centro. Durante años se les consideró idóneos para dar clases aunque no para un contrato indefinido. Para eso había que ganar las oposiciones en las que demostraran conocer la materia que explicaban cada día.
Los más de 6.000 profesores con años de experiencia que aprobaron las oposiciones el pasado verano se han encontrado, después, con una norma que no es exclusiva de la Generalitat, sino que figura en la LOE (Ley Orgánica de la Educación): necesitan demostrar durante un año que son capaces de dar clase. Si no lo eran ¿qué hacían en los colegios e institutos? Educación explica que el problema es heredado. En efecto, lo es. Los gobiernos de CiU apenas convocaron oposiciones y dejaron casi 15.000 interinos en la enseñanza. Por otra parte, la ley obliga a que profesores con años de prácticas en la propia Administración tengan que cumplir uno más, a expensas de que un inspector que durante años se ha hecho el longuis se descuelgue ahora diciendo que ese docente no sirve.
Varios profesores comentan una situación que raya en lo absurdo y contra la que no se puede hacer más que señalar la contradicción. Educación muestra, con todo, voluntad de corrección. De momento, explica su portavoz, se ha empezado a hacer inspecciones a los interinos. Un total de 40 no vieron su contrato renovado el pasado año por falta de calidad en el rendimiento. Además, añade la misma fuente, se dan cursos a los interinos con contrato largo (hay contratos para sustituciones de días). Los que son intocables son los funcionarios. Eso ya es otra historia. Uno de los profesores cuenta un caso: un profesor de Historia de la Filosofía terminaba el curso en febrero. Y no iba más a clase. Sostenía que después de Santo Tomás no había nada que explicar porque no ha habido más que "errores o reiteraciones". Se jubiló en el cargo.
Para quejas sobre las administraciones y empresas públicas, pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atención de Francesc Arroyo.
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