Disparar contra una máquina
La Policía Municipal de Madrid estrena un simulador de tiros que no usa balas
La sala se queda totalmente a oscuras. El policía se ajusta el cinturón. A su derecha lleva una pistola del calibre 9 milímetros Parabellum que dispara, pero no mata. Es la pieza fundamental de un nuevo simulador desarrollado para la Policía Municipal de Madrid. De repente, se oye una voz en off. Y comienza el ejercicio.
"Su compañero y usted acaban de recibir una comunicación de la emisora. Hay unos sospechosos junto a un hombre que está sacando dinero en un cajero automático". El agente comienza a caminar, mientras su compañero (un muñeco virtual) también avanza por una pantalla de unos 12 metros de largo y tres de alto. En la espalda se lee perfectamente "Policía Municipal de Madrid".
El programa recoge las 18 escenas más frecuentes para los agentes en la calle
Cuando los agentes llegan, se topan con tres hombres que rodean a un cliente. El policía que hace la práctica empieza a gritar: "¡Apártense del cajero!". Los muñecos no se mueven, pese a los chillidos del agente. "¡Quítense de ahí ya mismo!". De nuevo, caso omiso. En una fracción de segundo, un atracador sale corriendo calle abajo. El compañero virtual le persigue a la carrera. Mientras, un supuesto atracador empieza a hurgarse en los bolsillos del pantalón. "¡Ponga las manos en alto y no se mueva!", le espeta el agente que está haciendo las prácticas.
Acto seguido, saca un cuchillo de grandes dimensiones. El policía no lo duda: saca su arma y efectúa tres disparos. Dos le alcanzan en un hombro y el tercero impacta contra un escaparate cercano. Final del ejercicio.
Ésta es una de las escenas del nuevo simulador con que cuenta el Centro Integral de Formación de Seguridad y Emergencias (CIFSE) en la Casa de Campo. Su característica principal es que la pistola es fiel reproducción de la que utilizan los agentes municipales, una HK Compact. La novedad, aparte de que tiene el mismo peso, es que carece de cables que lo unan a cualquier transmisor. La máquina recibe los disparos a través de tecnología wi-fi (sin cables). "Eso permite que el policía pueda desarrollar su trabajo igual que lo hace en la calle. Tiene que quitar los dos seguros de la cartuchera y desenfundar el arma como lo haría en una situación real", explica Miguel Ángel, un experimentado instructor de tiro de la Policía Municipal.
Para añadir mayor realismo, el agente tiene que hacer la misma fuerza para apretar el gatillo. Esta resistencia se consigue a través de una carga de aire comprimido.
El programa ha sido desarrollado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) en estrecha colaboración con la Policía Municipal. Su puesta en funcionamiento ha tardado más de seis meses, en los que se ha ido ajustando el programa.
El simulador reproduce las 18 escenas con las que más se encuentran los policías: peleas en parques, robos, identificaciones, atracos, violencia de género... Cada una de ellas tiene hasta tres finales distintos y se puede complicar en función de las necesidades del instructor. Por ejemplo, en una escena se puede añadir la noche, lluvia, nieve, condiciones de baja visibilidad o un sol radiante, entre otros fenómenos meteorológicos.
"Lo importante es que el policía se meta en su papel y sepa cómo tiene que reaccionar ante un problema que se le plantee en la calle. Tiene que saber cuándo sacar la pistola y cómo utilizarla de la manera más adecuada. Es una herramienta de formación impresionante", afirma Conchi, una cabo instructora de tiro.
La escena más complicada que recoge el simulador es la custodia de un testigo protegido en medio de la calle. Sale de un edificio acompañado de otros agentes. Debe subir a un coche tras cruzar una calle, pero en el camino se le cruzan varios sospechosos que intentarán asesinarlo. "Es muy difícil. Lógicamente no todos los agentes pasan por esta formación. Sólo los que hagan de escoltas o estén en servicios especiales", añade Óscar, otro instructor.
La puesta en escena es tan real que el agente tiene que chillar, intimidar con su voz y hacer hasta las carreras necesarias para llegar a los delincuentes. "Es necesario que el policía sepa utilizar su voz. Es una de las armas más intimidatorias", asegura Miguel Ángel. Muchas veces, el agente implicado sufre un gran estrés, ya que se ve en situaciones en las que tiene que pensar sobre la marcha y decidir en fracciones de segundo. Igual que en la vida real. Ocurre, por ejemplo, con el caso de una mujer que es agredida por su marido en un domicilio particular o en un atraco en un banco. El agente debe desenfundar y disparar sobre la marcha.
Y el policía también puede morir. Si no hace bien los disparos o tarda en desenfundar, los criminales pueden atacar al tirador. Si llega a matarlo, aunque sea virtual, el agente queda tendido boca arriba. En la pantalla sólo se ve el cielo y parte de los árboles. Fin de la prueba. Menos mal que sólo es un juego.
Más ecológico
El simulador con que cuenta la Policía Municipal es una novedad en toda España. Muchas plantillas ya han viajado hasta Madrid para verlo e intentar comprarlo, según fuentes municipales. La inversión puede parecer alta (600.000 euros), pero sin embargo supone un ahorro con respecto a los simuladores tradicionales, según reconoce la subinspectora responsable del Área de Preparación Física y Tiro, María Dolores Dodero.
Los cartuchos que se utilizan en las prácticas de tiro son del calibre 9 milímetros Parabellum o del 38 especial (si son revólveres). Ese gasto supone un gran desembolso sólo en las prácticas todos los días laborales. Con este sistema informático se evita ese consumo.
Y también hay un trasfondo ecológico. Cada disparo representa pólvora y plomo de los proyectiles que tienen que soportar tanto los instructores como los alumnos. Los cubos llenos de casquillos y de balas que se amontonan a la entrada de las galerías de tiro tienen las horas contadas, pese a que se reciclaban.
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