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Reportaje:

El duelo electoral de los emigrantes

PSOE y PP compiten por 300.000 votos en Argentina - El 70% de los electores nunca ha pisado España

Carlos E. Cué

Compiten sin tregua por un goloso pastel de 300.000 votos, mayor que el de A Coruña. Y a pesar de estar a 10.000 kilómetros y 12 horas de avión de la Península Ibérica, los esquemas se repiten. El PSOE y el PP de Buenos Aires, cuyas sedes, en especial la socialista, no son muy distintas de las de una capital de provincia española, trabajan a destajo estos días, previos al verano austral, para movilizar a su electorado y dar así una alegría a sus jefes en la madre patria en las elecciones de marzo.

Todos los detalles delatan la diferencia en el estilo y sobre todo del momento político de ambos partidos, uno al frente del Gobierno en España y Galicia, y el otro en la oposición. María Ángeles Martínez, la secretaria general del PSOE, tiene 57 años, habla con el acento español argentinizado, es asturiana de Ribadesella, ama de casa, lleva el pelo corto y vaqueros y trabaja en una espectacular sede recién comprada, luminosa, que más parece una galería de arte con sus modernísimos cuadros en las paredes. Avelino García Melle, su rival del PP, gallego de Lugo, pequeño empresario, tiene 72 años, fue el hombre de Manuel Fraga en la región hasta que éste perdió la Xunta, y trabaja en un viejo local alquilado, con problemas de humedad y fotos del Príncipe adolescente en las paredes. Aunque ninguno de los dos vive de esto y lo hace ad honores, no son partidos pequeños. Los socialistas dicen tener 1.800 militantes, y el PP, que en los 80 y los 90 trabajó mucho más este sector, habla de 5.500.

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Los dos coinciden en una cosa: algo está cambiando en el voto de la emigración. La generación de los que nacieron en España va desapareciendo. Ya sólo el 30% de los que votan vinieron como emigrantes. El resto son sus hijos o sus nietos. Y el PP ahí lleva las de perder. "El gallego de toda la vida es del PP. Pero la gente más joven se va identificando con el PSOE, también porque Zapatero es el político al que ven en la tele, el que tiene el Gobierno", reconoce García Melle.

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Todos los caminos de la emigración conducen a la figura de Manuel Fraga, ex presidente de la Xunta. "El PSOE ha empezado a entender que esto es importante, antes sólo Fraga nos hacía caso. Ahora se han gastado 840.000 dólares (580.000 euros) en la sede y están todo el día por aquí", dice el líder del PP local. La dirigente socialista coincide: "La mayoría de los gallegos en Argentina no era del PP, era de Fraga. Hay que reconocer que era un político de raza. Venía constantemente, repartía de todo, lloraba siempre, y eso a la gente de aquí, que por lógica es muy nostálgica, le encantaba. Pero muchos le votaban a él en Galicia y a Felipe González en las generales", resume.

Desaparecido políticamente Fraga -que es senador y ya no viaja a Argentina-, Esperanza Aguirre está intentando ocupar su espacio. Recientemente se abrió la Casa de Madrid, que se ha transformado rápidamente en una especie de sede alternativa del PP argentino. Y García Melle confía en que Aguirre, con su tirón y su dinero público para todo tipo de proyectos, pase por allí antes de las elecciones.

Galicia sigue siendo importante. Según cálculos de ambos partidos, sólo dos diputados de Ourense y Pontevedra podrían cambiar de manos por el voto americano. Sin embargo, la emigración es cada vez más multiprovincial. Y cuando se implante la nacionalidad para los nietos, que sólo en Argentina podría suponer unos 500.000 votantes nuevos en poco tiempo, lo será aún más.

Avelino y María Ángeles viven, como muchos otros españoles, pendientes de la madre patria, ajenos a lo que sucede en su país de acogida, como si estuvieran en una inmensa embajada. "A mí la política argentina nunca me interesó", señala el líder del PP mientras cuenta que ha viajado 25 veces a España en los últimos años. La socialista incluso estuvo a punto de salir elegida diputada regional en Asturias, donde nunca ha vivido.

De España llegan pensiones, atención sanitaria, apoyo en los momentos difíciles. "En 2001, con la crisis, la Xunta, con Fraga al frente, y los ayuntamientos ayudaron muchísimo en ese momento terrible. Hubo dinero, atención sanitaria de emergencia, se repartieron incluso alimentos, algo increíble para la Argentina", recuerda Avelino. Esas ayudas, para los emigrantes, no son caridad, sino justicia. En América todos recuerdan que España, cuando tuvo problemas, recurrió a sus expatriados para que enviaran ayuda a sus familias.

Aunque entre los emigrados se sigue hablando mucho de ella, la Guerra Civil queda lejos, y también las peleas entre españoles de uno y otro bando en la Avenida de Mayo, la de los españoles, con dos bares, el Iberia y el Español, tan enfrentados como sus clientelas. Ahora la batalla es sólo política, pero de aquí a marzo será encarnizada. "Me ha tocado vivir el peor momento del PP", admite García Melle. "Cuando teníamos Galicia, aunque no gobernáramos en Madrid, estábamos más tranquilos. Yo confío en que Rajoy salga presidente, si no, estaremos al horno" se ríe mientras se dedica a organizar, como cualquier dirigente local en España, los 10 autobuses que llevarán a los militantes al multitudinario mitin de Rajoy en Buenos Aires.

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