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Análisis:La lucha contra el terrorismo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La estrategia del hacha y la serpiente

Luis R. Aizpeolea

No hay sorpresas. El comunicado de ETA, del viernes por la noche, en el que fija sus objetivos terroristas en las Fuerzas de Seguridad del Estado, incluso en Francia, confirma por escrito lo que viene sucediendo desde que rompió el alto el fuego el pasado 5 de junio y apuntó en su anterior comunicado, del 9 de septiembre, cuando anunció que "seguiría golpeando las estructuras del Estado en todos los frentes". Sucedió con el doble asesinato de Capbreton (Francia), y con los atentados fallidos de la banda en Durango (Vizcaya), Zarautz (Guipúzcoa), Bilbao, Logroño, etcétera.

ETA ha elegido como objetivo las Fuerzas de Seguridad del Estado porque considera que con un simulacro de confrontación bélica su regreso al terrorismo puede provocar menos rechazo en la izquierda abertzale, donde una mayoría disiente de la vuelta de la banda a la violencia, aunque tampoco se atreva a manifestarlo públicamente.

El Gobierno trata de impedir que resurja el entramado político y civil de ETA

La banda regresa y mata en el peor momento de la izquierda abertzale. Ésta ha perdido su capacidad de movilización, carece de proyecto político porque el lehendakari Juan José Ibarretxe se adelantó y le arrebató su plan B tras la ruptura de la tregua. Además, se encuentra más aislada social y políticamente que nunca, con muchos de sus líderes en la cárcel, con dificultades para hacerse oír e, incluso, internacionalmente sola: su tradicional y único aliado europeo, el Sin Feinn, se ha distanciado notablemente por su comportamiento en el proceso de final dialogado del terrorismo.

Sobre la situación de una ETA desbocada y una izquierda abertzale desconcertada, el Gobierno plantea su estrategia en este momento. El objetivo del presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, durante todo el proceso de final dialogado del terrorismo, no fue otro que lograr que ETA abandonara definitivamente la violencia y, alternativamente, que aflorara la izquierda abertzale como expresión política de ese mundo.

Una vez fracasado el proceso -el 30 de diciembre, con el doble asesinato en la T-4 de Barajas, y el 5 de junio, con la confirmación por escrito de ETA de su ruptura-, y constatado que la izquierda abertzale no se ha despegado de la banda terrorista, el Gobierno ha pasado a la ofensiva total. La última confirmación es el comportamiento de ANV en los municipios, tras el doble asesinato de Capbreton (Francia), frente al que no se ha pronunciado.

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El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en quien el comunicado de ETA del viernes concentra sus ataques, apuntó la estrategia política del Gobierno, el jueves, en la presentación del libro de Txiki Benegas, Diario de una tregua, con un símil: "No olvidamos que ETA, como indica su siniestro emblema, es hacha y serpiente. ETA se ha vuelto a equivocar. Entre otras cosas porque esta vez el hacha le ha cortado la cabeza a la serpiente. Y el Estado va a acabar con el hacha y va a impedir que resucite la serpiente". Dicho de otra manera: una vez fracasado el intento del Gobierno de lograr que el terrorismo desapareciera y aflorara, alternativamente, la política, a través de la izquierda abertzale, el Ejecutivo va a impedir que el entramado civil y político de ETA resurja.

Rubalcaba precisó ese entorno, al señalar que "ETA es mucho más que sus comandos", pues "también intenta hacer política, relacionarse internacionalmente y desarrollar movilizaciones sociales".

El primer paso sustancial, en esta estrategia, se produjo con la detención, en octubre, en Segura (Guipúzcoa) de la cúpula de la ilegalizada Batasuna, a instancias del juez Baltasar Garzón. Y el siguiente tramo importante pasa, en este momento, por promover la ilegalización de ANV a través de la Fiscalía y la Abogacía del Estado e impedir que se presente a las elecciones generales si no cumple los requisitos legales que marca la Ley de Partidos.

Con el intento de impedir que ANV se presente a las elecciones, el Gobierno trata de desbaratar una de las dos patas con que ahora la izquierda abertzale trata de salir de la difícil situación en que está: la movilización en torno a las candidaturas para las elecciones de marzo. A la izquierda abertzale le interesan poco las elecciones de marzo al Congreso y al Senado, pero sí le importa, y mucho, buscar para su gente desmotivada un objetivo movilizador, que esas elecciones le brindan. De ahí que al Gobierno le interese políticamente que ANV no pueda concurrir.

Más complicado lo tiene el Gobierno para desbaratar la otra pata del entramado político de ETA, la campaña en torno a la Y ferroviaria vasca, sobre todo, si la banda decide pasar al sabotaje de las obras. Lo que sí tiene claro el Ejecutivo es que las obras se van a llevar adelante, pese a las amenazas.

Pero, aún cuando ETA pueda golpear, como sucedió hace dos semanas en Capbreton, el Estado ha salido fortalecido de la tregua y la banda y su entorno, debilitados.

Además de la debilidad del entorno de ETA, manifestada en su aislamiento, Rubalcaba aseguró el jueves: "Sostengo con datos que el Estado está más fuerte que nunca. Tenemos más policías y guardias civiles que nunca, formados e informados como nunca. Tenemos unas leyes y unos tribunales más eficaces que nunca y que nunca dejaron de trabajar. Tenemos la mejor cooperación internacional que nunca, empezando por Francia. Y ETA está más acosada policial, social y políticamente que nunca".

Los datos arrojan 500 detenciones en la legislatura (incluidas las motivadas por la kale borroka) y el fracaso de casi todos los intentos de ETA de matar, con la excepción de los asesinatos de la T-4 y Capbreton; lo que supone que en esta legislatura son cuatro las víctimas mortales de ETA frente a las 45 habidas en la anterior, la del último Gobierno de Aznar.

Para afrontar la fase agónica de ETA, el Gobierno precisa superar un déficit político importante: la falta de unidad de las fuerzas políticas contra el terrorismo.

Y aunque Rubalcaba no se extendió el jueves en la estrategia para una fase final de ETA, sí lo hizo uno de sus asesores en el proceso: Txiki Benegas, quien sugirió que, vista la experiencia, en el futuro habría que desechar las treguas y exigir para un final dialogado el cese definitivo de la violencia por parte de la banda terrorista.

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