Explosión de gas intencionada
Un hombre se quita la vida y causa un incendio en un piso de la Gran Via en el que una mujer y un agente de la Guardia Urbana resultan heridos
Una explosión de gas butano intencionada en un edificio de Gran Via en el barrio de Poblenou, causada por un hombre de entre 55 y 60 años que dejó abierto el gas y se ahorcó, hirió de gravedad a una mujer que se encontraba en la misma vivienda, según confirmaron ayer los Mossos d'Esquadra. La explosión, que se produjo sobre las seis de la tarde, también causó un intoxicado leve, un agente de la Guardia Urbana, por inhalación, y obligó a desalojar el edificio. Los vecinos pudieron regresar a sus casas sobre las siete, cuando se comprobó que el fuego, ya extinguido, no había afectado a la estructura del edificio ubicado en el número 1.092-1.094 de la Gran Via de les Corts Catalanes, en la esquina con la calle de Josep Pla.
Varios vecinos relatan que el fallecido sufría una grave depresión
Varios de estos vecinos sostienen que el fallecido se llamaba J. L. S., sufría una grave depresión por la que recibía tratamiento, y la herida es Elena, la mujer de la que, según la versión vecinal, al menos en la práctica, estaba separado. No obstante, los Mossos d'Esquadra, no confirmaron ninguno de estos datos.
Ferran, un vecino del edificio contiguo, explicó que a media tarde oyó una fuerte explosión y salió a la galería, que da precisamente a la del fallecido, cuando vio a su vecino colgando de una cuerda por la pared del patio interior.
Por su parte, Ángel relató que solía jugar con el fallecido a las cartas prácticamente a diario y no se mostró en absoluto sorprendido por el suceso. Nadie parecía asombrado en el bar Silva, contiguo a la finca del suceso. "Ayer mismo por la mañana me lo volvió a decir, que lo iba a hacer, que no creía que fuese a llegar a Navidad, él no podía asumir la separación y al final lo ha hecho", explicó Ángel. Sobre la presencia de la mujer en la vivienda, Ángel argumentó: "una mujer excelente e iba mucho a verle, a ayudarle".
A las siete y media, el juez ya había ordenado levantar el cadáver de la víctima mortal y la mujer había sido hospitalizada. Sólo entonces la zona comenzó a vaciarse de curiosos. "¿Quién ha sido?", preguntaba una señora, que no tardaba en obtener respuesta en un barrio en el que aún parecen conocerse todos.
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