Los Thompson, 'folk' en familia
Los discos de Richard y Linda, mítico dúo de rock británico, coinciden en las tiendas con el de Teddy, hijo de ambos
Se llaman Richard, Linda y Teddy, pero el apellido es común: Thompson. El padre fue fundador de los míticos Fairport Convention y estableció los cimientos del folk-rock británico. Junto a su mujer, Linda, firmó una docena de discos antes de divorciarse, personal y artísticamente, a principios de los años ochenta. Teddy, el hijo de ambos, acaba de cumplir los 30, es uno de los mejores cantautores afincados en Nueva York y colabora con sus dos progenitores (aunque sea por separado). Y los hados han querido que los tres coincidan ahora en los anaqueles con sus últimos discos. Richard, el patriarca, imparte una lección de furia y mala baba con Sweet warrior, electricidad pura a sus 58 años. Linda, la más esquiva en los estudios de grabación, reaparece con un álbum acústico y preciosista, Versatile heart, en el que colaboran Rufus Wainwright y Antony (el de Antony & The Johnsons). Y el joven Teddy se da el gustazo de testimoniar su pasión por el country clásico en Upfront & down low, un disco de versiones con algún tema propio.
Linda: "La relación con mi ex marido es buena: nos separan 9.000 kilómetros"
Versatile heart es un auténtico acontecimiento discográfico, el segundo trabajo de su autora en los últimos 22 años. Entre 1985 y 2001, Linda padeció disfonía, una ronquera de origen nervioso que le impedía cantar una sola nota. "Aquello fue odioso, una pesadilla que me acompañaba día y noche", rememora. "Sentirte incapaz de hacer lo único en lo que eres buena me resultaba deprimente. Por suerte, aprendí a combatir la tristeza componiendo. Lástima que sea tan perezosa a la hora de ponerme a grabar...".
El álbum incluye abundantes originales de la Thompson y canciones a medias con su hijo. Pero el momento culminante del álbum -y hasta puede que de la temporada- llega con Beauty, un inédito de Rufus Wainwright. "A Rufus le conozco desde que nació, porque sus padres son grandes amigos míos. Un día llegó a casa diciendo que había escrito un tema para mí, y no pude por menos que cantarlo".
Pletórica a sus 59 años, Linda no duda en burlarse de sí misma. "Me gustaría encontrar quien me llamase diva o sirena, pero por lo general la gente me considera un vejestorio folk". Y cuando se le pregunta por su ex responde, educada pero burlona: "Lamento decir que aún no he escuchado Sweet warrior. Nuestra relación es buena. Tenga en cuenta que vivimos a 9.000 kilómetros de distancia, y eso ayuda".
El disco que Linda todavía no ha querido escuchar es el trabajo más enérgico y contundente que Richard Thompson ha entregado en varios lustros. La voz expeditiva y las más incendiarias de sus guitarras eléctricas despachan una colección de crónicas ingeniosas (Needle and thread), descacharrantes (Bad monkey) y manifiestamente ácidas (Mr. Stupid). Pero el fundador del folk-rock británico se pone serio con Guns are the tongues y, sobre todo, Dad's gonna kill me (Papá me va a matar), en la que el protagonista en primera persona es un soldado patrullando por Irak. "Ha llegado el punto en que nada me irrita tanto como la política", proclama, categórico, desde Londres. En cualquier caso, Sweet warrior revitaliza a un autor que no se mostraba tan eléctrico desde Rumor and sigh, en 1991. "Soy un londinense adscrito a la tradición folk británica al que, de vez en cuando, le apetece sacar un poco de partido a su vertiente rockera", resume con tono travieso.
De vuelta a Nueva York, a Teddy Thompson se le escapa la risa al preguntarle cuál es su disco favorito del año, Sweet warrior o Versatile heart. "¡No puedo contestar a eso!", exclama. Dicharachero respecto a los asuntos más dispares, admite que su cordial locuacidad puede contrastar con el tono atormentado de Separate ways (2006), su álbum de consagración, y con el desconsuelo que rezuma, un año más tarde, Upfront & down low. "Hay en todo ello algo de posicionamiento artístico", aclara. "Siempre pensé que la tristeza es más atractiva, da más juego como ingrediente musical. Pero sospecho que también confluye una cierta querencia natural hacia la melancolía. No olvides que soy un jodío desdichado inglés, ¿eh?".
Upfront recrea temas de autores muy clásicos del country, desde Dolly Parton a Merle Haggard. "Desde luego que hay músicos interesantes de la nueva generación, como Gillian Welch o David Rawlings", admite Teddy, "pero yo me crié con la vieja escuela. Puede sonar raro, pero crecí con esta música".
