ADN de osos antiguos para proteger la especie actual
Es preciso conocer la evolución de las poblaciones de las especies amenazadas ante los cambios del clima -hasta ahora naturales- para diseñar estrategias realistas de conservación. Un caso típico en España es el oso pardo (Ursus arctos). Sin embargo, la historia de las poblaciones de osos se conoce hasta ahora sólo a través de los análisis genéticos de animales actuales. Un equipo científico internacional, liderado por españoles, ha dado un importante paso adelante al buscar, aislar, analizar y comparar ADN, de huesos y dientes de osos de hasta 18.000 años de antigüedad. Estos investigadores, del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos dirigido por Juan Luis Arsuaga, concluyen en su estudio de paleontología molecular que el modelo habitual de distribución histórica de los osos en el continente europeo no se ajusta a la realidad, y presentan sus resultados en la revista Molecular Ecology.
La idea dominante hasta ahora es que durante las glaciaciones recurrentes en la historia del planeta, las poblaciones de osos en Europa quedarían aisladas en algunos territorios refugio de la zona mediterránea, desde donde repoblarían el continente al retirarse los hielos.
21 fósiles
Los científicos han buscado ADN en 66 fósiles de oso de poblaciones y edades diferentes (hasta 18.000 años de antigüedad los de la Sierra de Atapuerca, Burgos), y lo han encontrado en 21. Su análisis ahora muestra que la distribución de las poblaciones del pasado era mucho más compleja y diversa que la actual, comenta Nuria García, experta en evolución de osos del citado centro. Los osos pardos del pasado ocuparon no sólo las penínsulas mediterráneas en épocas de máximo frío, sino también el centro de Europa, afirman estos científicos.
"Las poblaciones de osos, incluidas las de las penínsulas [del sur de Europa] habrían mantenido un flujo genético constante, es decir, que habría corredores geográficos que conectarían las faunas europeas en momentos de máxima glaciación", explican. Así, han visto que un oso de Atapuerca, de hace 18.000 años, en plena glaciación, compartía gran parentesco con las poblaciones de los montes Abruzzo italianos. Los resultados del trabajo forman parte de la tesis doctoral de Cristina Valdiosera.
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