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La cúpula de la marcha contra Renfe admite que busca la independencia

"La gente se manifestó bajo el paraguas del soberanismo", señala la plataforma

El deficiente servicio de Cercanías parecía importar poco. Pero cumplió su misión para que 125.000 catalanes tomaran las calles de Barcelona el pasado sábado, convocadas por la Plataforma por el Derecho a Decidir. Su dirección admitió ayer que el objetivo de la asociación no es, ni mucho menos, la dimisión de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ante tan mayúsculo caos ferroviario, sino la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de Cataluña.

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El lenguaje que utilizaron los portavoces de la plataforma, la misma que en febrero de 2006 convocó la manifestación contra los recortes del nuevo Estatuto durante su tramitación en las Cortes, fue clarificador sobre sus objetivos. Así, Gerard Fernández, Mònica Sabata y Víctor Cucurull señalaron que la gente se concentró bajo "el paraguas del soberanismo" y que la plataforma estará "alerta" ante cualquier agresión "que pueda venir del Estado español o de donde sea". El mensaje de Fernández fue más explícito: "Lo del sábado no es una cuestión de cabreo. También lo es de dignidad, de democracia, de poder decidir libremente como pueblo y es, en este sentido, que enviamos un mensaje al Estado: sed democráticos y dejadnos decidir como pueblo, en libertad".

La plataforma considera que el "éxito" de la protesta supone "un toque de atención" a Madrid y un llamamiento a los partidos políticos catalanes para que "trabajen" por sus objetivos. A saber, el traspaso de la red ferroviaria, la publicación de las balanzas fiscales, el incremento de las inversiones en infraestructuras del transporte y la recaudación y gestión de todos los impuestos por parte de la Generalitat.

Tomar "buena nota"

Esquerra Republicana (ERC) no desaprovechó ayer la oportunidad para llevar el agua a su molino, consciente de que la mayoría de consignas que se gritaron el sábado fueron a favor de la independencia. La multitud de banderas estelades y alguno de los lemas de las pancartas recogían similar aspiración. "El Gobierno de España debe tomar nota y respetar que en Cataluña crece la mayoría social favorable al derecho a decidir sin tutelas ni injerencias", afirmó su portavoz parlamentario, Joan Ridao.

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También Convergència Democràtica (CDC) utilizó la manifestación en clave soberanista. La calificó como "la expresión de la reivindicación nacional más importante desde el 11 de septiembre de 1997" lo cual, según un comunicado, "abre una nueva etapa en el avance hacia más cuotas de autogobierno para Cataluña". Más moderado se mostró el democristiano Josep Antoni Duran Lleida, quien realizó una lectura de política interna por la ausencia en la marcha del presidente de la Generalitat. De este modo lamentó que mientras los catalanes "salían a la calle, José Montilla se quedara en casa". "Ayer [por el sábado] había muchísima gente que se manifestaba, un pueblo, una nación. Había un pueblo en la calle, un pueblo sin presidente", agregó Duran.

El líder de Unió restó importancia a la deriva soberanista de la protesta: "Es cierto que había gente que tenía el objetivo de gritar independencia, pero la gran mayoría participó para manifestarse pacíficamente con la expresión de un único grito: que nos traten de otra manera".

El diputado Joan Herrera, de Iniciativa-Esquerra Unida, la única formación que pareció tener las ideas claras sobre el objeto de la manifestación, señaló que los gobiernos central y autónomo deben tomar buena nota sobre las prioridades de los catalanes en infraestructuras. "Queremos cambiar estas prioridades y antes que el AVE son las Cercanías". Herrera también recordó la presencia en la protesta de "mucha gente de izquierdas y socialistas que no entienden como [el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez] Zapatero mantiene a esta ministra y cómo no atiende las sensibilidades de Cataluña, siendo la prueba de todo esto la presencia del ex presidente de la Generalitat Pasqual Maragall".

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