Barberá se niega a investigar la grave inundación del Palau de les Arts
El gobierno local que preside Rita Barberá ha decidido mirar hacia otro lado y desentenderse de las causas y consecuencias de la grave inundación que sufrió el Palau de les Arts a mediados del pasado octubre. El PP, con mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Valencia, rechazó ayer en el pleno por segunda vez la petición del Grupo Socialista de que se cree una comisión de investigación sobre el asunto. Y ello a pesar de que el Consistorio no solo intervino en las licencias y demás tramitación de la obra del edificio, sino que es responsable del ajardinamiento del entorno y de la planificación del colector de aguas pluviales de ese tramo del viejo cauce, aunque lo ejecutará el Consell.
El jardín y la obra hidráulica pendiente han estado en el centro de la polémica sobre el origen del desastre que convirtió parte del Palau en una auténtica piscina -el agua cayó en cascada por escenarios y escaleras-. El arquitecto Santiago Calatrava achacó la inundación a la zona verde, situada en una cota superior al coliseo, y aseguró haber avisado del peligro de que entrara agua en la ópera. La propia Barberá rechazó la denuncia, y al igual que la Generalitat, atribuyó el suceso a las lluvias torrenciales.
Ayer, el Grupo Popular decidió no buscar más allá y rechazó la petición de "transparencia" y de investigación del concejal socialista Vicente González Móstoles. El responsable de Urbanismo, Jorge Bellver, consideró que una comisión municipal "no tiene absolutamente ningún sentido" y que, si acaso, deben pedirla los parlamentarios socialistas. La pelota del Palau, pues, acabó en el tejado de las Cortes.
Pasa a la página 2Pero tampoco la Generalitat parece dispuesta a profundizar en el suceso. El vicepresidente primero del Consell, Vicente Rambla, despachó ayer el asunto con duras críticas a la portavoz socialista en el Ayuntamiento, Carmen Alborch, por difundir las imágenes que muestran la grave inundación que el Consell no ha querido enseñar.
La moción del Palau de les Arts apenas consumió un cuarto de hora del pleno local. Fue justo después de una gran trifulca por el derribo de las naves laterales de Tabacalera. Barberá y el concejal Juan Soto se enzarzaron a cuenta del turno de ruegos y preguntas, que la alcaldesa dio por cerrado. El edil, en descuerdo, insistió en hablar, y ante la negativa de Barberá a darle la palabra, sacó un ladrillo de los muros demolidos en Tabacalera y lo plantó ante la alcaldesa. La bronca estaba servida. Barberá le acusó de montar "un numerito" para los medios de comunicación y blandió un libro sobre recuperación patrimonial como arma contra las denuncias a la destrucción de las naves de la fábrica. El concejal socialista denunció después la "censura" impuesta por el PP, mientras que Alborch se dirigió por carta a Barberá para pedir que pare las obras.
Sin tanta agitación, la otra confrontación del día la protagonizaron el responsable de Hacienda, Silvestre Senent, y el concejal del PSPV-PSOE Juan Ferrer, en torno a los presupuestos de Valencia para 2008. El socialista acusó al PP de "ocultar y hurtar" datos para dificultar cualquier control sobre un presupuesto que en su opinión nace viciado por las cargas de la deuda y el gasto sin cobertura. Senent no se inmutó y aseguró que los 772 millones de euros del presupuesto permitirán a Valencia "avanzar" en servicios y equipamientos.
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