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El caso del chino abandonado a las puertas del 12 de Octubre

La policía desarticula una red de tráfico de inmigrantes asiáticos sin papeles

F. Javier Barroso

La historia parece sacada de una serie de televisión. Un coche entra a gran velocidad en el servicio de urgencias del hospital 12 de Octubre. Las personas que van en su interior dejan a la entrada del centro a un hombre chino malherido, sin documentación. Se trata de Zhong Zhou, de unos 30 años. Acto seguido, se montan de nuevo en el vehículo sin que nadie tuviera tiempo de apuntar la matrícula del vehículo. Zhou murió días después a consecuencia de las graves lesiones que sufría.

La investigación de este hecho ha permitido desarticular una red que contrataba a inmigrantes orientales que carecían de contratos, permisos de residencia y trabajo.

Zhou murió a los pocos días de que le dejaran cerca de las urgencias
Los inmigrantes trabajaban sin ninguna medida de protección

La investigación comienza el pasado 22 de agosto, cuando el herido entra en el hospital. Los médicos determinaron que los traumatismos que presentaba habían sido a consecuencia de una caída desde una altura de unos cuatro o cinco metros y sin llevar protección. La gravedad de las lesiones hizo que Zhou muriera a los pocos días.

Al tratarse de un ciudadano de origen asiático, el caso recayó en el Grupo V de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsificación (UCRIF) de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación. Los agentes iniciaron las pesquisas, que les llevaron hasta una nave industrial, en el número 6 de la calle de Bembibre, en el polígono industrial Cobo Calleja (Fuenlabrada).

Apostados en el exterior de la nave, comprobaron que había un gran trasiego de personas. Todos eran hombres de origen chino que llegaban a primera hora de la mañana y no se iban hasta la noche. Los agentes informaron del caso al titular del Juzgado número 5 de Getafe, que instruyó las diligencias.

La vigilancia dio sus resultados. En la nave trabajaban 19 ciudadanos chinos que estaban en unas condiciones labores pésimas. Los operarios trabajaban con elevadores (toros mécanicos) y con escaleras y no habían recibido ningún tipo de formación. Muchos de ellos iban sin cascos de protección, según constataron agentes de la Brigada Provincial de la Policía Científica.

Además, como hacían jornadas maratonianas, aumentaba el riesgo de que tuvieran un accidente. "No sabían ni lo que tenían que hacer. Unas veces los dedicaban a pintar, otras a poner azulejos... Cada día cambiaban", relataron fuentes del caso, en el que también participaron agentes pertenecientes a la Comisaría General de Extranjería y Documentación.

En realidad, tenían que transformar la nave en la que trabajaban en un pequeño bazar. El dueño tenía previsto realquilar los diminutos establecimientos a minoristas. Así sacaba más dinero por su uso. Los locales estaban destinados al comercio de artículos de piel y ropas para la población china. Y había fijado un alquiler mensual que rondaba los 12.000 euros por cada mini local.

Mientras, los familiares del fallecido Zhong Zhou, que estaban en China y se trasladaron a Madrid, se encargaban de negociar una indemnización de unos 60.000 euros con el empresario que había contratado al fallecido. Esto, que suponía una enorme cantidad de dinero para esta familia, implicaba que no podían iniciar ninguna acción legal contra el citado empresario. También así evitaban posibles represalias.

Los agentes detuvieron a finales de octubre a los 19 trabajadores que estaban en la nave. Fueron acusados de infringir la Ley de Extranjería, ya que carecían de los permisos de trabajo y residencia. A todos se les ha incoado un expediente para expulsarlos del país, según fuentes policiales.

Sin embargo, el grueso de la operación estaba pendiente. Había que detener al dueño de la nave, que se encontraba de viaje de negocios en la India. La policía esperó a que volviera para arrestarlo. Entretanto, surgió otro aspecto importante. Los agentes de Extranjería identificaron a Hyi Li, de 25 años. Era el intermediario que contrataba a los inmigrantes chinos para hacer las reformas en las naves de Fuenlabrada.

Li, residente en la capital y titular de una empresa de reformas, fue arrestado a mediados del mes de noviembre, acusado de un delito contra la seguridad de los trabajadores. El detenido, que se negó a declarar ante la policía, fue puesto a principios de semana a disposición judicial. El dueño de la nave todavía no ha sido arrestado, según fuentes del caso.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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