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Los palestinos ultiman un pacto con Israel para crear su propio Estado

El acuerdo establece las condiciones y los plazos para avanzar hacia el nuevo país

Antonio Caño

Negociadores palestinos e israelíes comunicaron ayer, horas antes del comienzo formal de la conferencia de Annapolis para la paz en Oriente Próximo, que estaban a punto de alcanzar un acuerdo para la redacción de un comunicado final en el que se establecerán los plazos y las condiciones para la creación de un Estado palestino. "Hay intensos contactos en estos momentos para conseguir ese documento. Creo que podremos lograrlo hoy mismo [lunes] o mañana", manifestó en el Departamento de Estado el jefe negociador palestino, Yasser Abed Raboo. "Nos estamos acercando", confirmó un portavoz israelí.

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Hasta anoche no se conocían detalles sobre el contenido de esa declaración, aunque la delegación palestina había comentado previamente que su voluntad era la de incluir un sistema de control de los acuerdos que se vayan tomando, así como el establecimiento de un plazo para acabar las negociaciones antes de finales de 2008. La aprobación de un documento así, que se ha resistido durante meses de duras negociaciones impulsadas por EE UU, significaría un signo optimista en una conferencia que nace marcada por el escepticismo de sus 40 participantes, incluidos todos los países árabes y la propia Liga Árabe.

Ese escepticismo, alimentado por décadas de fracasos en cualquier intento de diálogo, no impidió que las conversaciones comenzaran ayer con palabras de esperanza y garantías de buena voluntad. "Los palestinos y nosotros nos sentaremos juntos en Jerusalén y sacaremos adelante algo que será muy bueno", anticipó el primer ministro israelí, Ehud Olmert, al inicio de su encuentro bilateral en la Casa Blanca con el presidente estadounidense, George Bush.

Bush también expresó su optimismo. "Esta conferencia", dijo, "marcará el apoyo internacional al propósito de israelíes y palestinos de comenzar negociaciones sobre el establecimiento de un Estado palestino y la consecución de la paz entre los dos pueblos".

Ése intenta ser el principal aporte de esta conferencia respecto a otros frustrados procesos de paz: su internacionalización. Durante años se ha dicho que ningún acuerdo entre palestinos e israelíes sería factible sin el apoyo del resto de los países árabes -especialmente Siria y Arabia Saudí- que se sienten afectados por algunos puntos de la agenda palestino-israelí, como el estatus de Jerusalén y el regreso de los refugiados palestinos. Siria, además, mantiene su propio litigio con Israel a propósito de la ocupación desde 1967 de los Altos del Golán.

Todos los árabes están ahora aquí, con mayor representación que nunca en la historia. Saudíes y sirios están aquí también. Los primeros representados por el mismo ministro de Relaciones Exteriores, Saud al-Faisal; los segundos, sólo por un viceministro, Faisal Mekdad. Su presencia es, ciertamente, un éxito de Bush y de su esforzada secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Pero un éxito que puede ser efímero si no produce algún efecto práctico.

Las condiciones, aparentemente, no son las más propicias para alcanzar esa meta. Tanto Olmert como el presidente palestino, Mahmud Abbas, con quien Bush se reunió también por separado ayer, son líderes débiles y cuestionados en sus propios países. El mismo anfitrión está a punto de entrar en su último año de presidente y no es, precisamente, muy popular en el mundo árabe.

Pero algunos otros factores contribuyen, al menos, a intentar el éxito. Entre éstos destacan el creciente peso que una potencia regional no árabe, como es Irán, está alcanzado en Oriente Próximo, así como la presión, también en aumento, que muchos Gobiernos de la zona sienten de parte de sus propias opiniones públicas cada día más radicalizadas. A nadie se le escapa que un verdadero acuerdo palestino-israelí sería un factor de estabilidad que sólo perjudicaría a quienes quieren cambiar por la fuerza el statu quo.

El presidente de EE UU, George W. Bush, saluda a su homólogo palestino, Mahmud Abbas, en la Casa Blanca.
El presidente de EE UU, George W. Bush, saluda a su homólogo palestino, Mahmud Abbas, en la Casa Blanca.afp

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