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Montilla llama al realismo político y a asumir las "limitaciones" de Cataluña

El presidente garantiza que las alianzas de Zapatero no afectarán al tripartito

Miquel Noguer

Los colaboradores de José Montilla aseguran que nunca se mete en una batalla si no está convencido de ganarla. El presidente de la Generalitat les dio ayer la razón en la conferencia que pronunció con motivo de su primer año al frente del Gobierno autónomo, en la que llamó a los catalanes a conocer cuáles son las "limitaciones" de Cataluña y a "optimizar fuerzas". Lo dijo justo cuando los nacionalistas abogan por reavivar el debate del derecho a decidir como vía para mantener el pulso con la Administración central. "Hay que aprender de las lecciones de la historia", resumió Montilla ante un auditorio de más de 500 personas.

Montilla, como su partido, el PSC, están convencidos de que parte de la desafección de los ciudadanos hacia la política viene de las promesas vacías que le atribuyen a sus rivales de Convergència. Sin citar en ningún momento al jefe de la oposición, Artur Mas, ni su ambigua propuesta sobre el derecho a decidir, Montilla abogó ayer por "llevar de nuevo la política catalana al terreno de la realidad". Eso sí, no especificó cuál es exactamente ese terreno más allá de enumerar una inacabable lista de proyectos y realizaciones de su Gobierno.

Todo el discurso estuvo teñido de pragmatismo, un realismo que Montilla se ha empecinado en convertirlo en seña de identidad del Ejecutivo que preside. "No me gustan las veleidades". "Rechazo las aventuras". Dos frases para convencer al auditorio que con su presidencia se ha pasado página a las turbulencias que marcaron el primer Gobierno tripartito, presidido por Pasqual Maragall.

Compromiso a cuatro años

Evitó también la imagen derrotista o conformista, máxime cuando las encuestas indican que la insatisfacción de los catalanes con la política está llegando a niveles récord. De entrada una advertencia a quienes esperan con impaciencia que el segundo tripartito de las izquierdas se hunda como lo hizo el primero: "El Pacto de Entesa es un acuerdo de largo recorrido y la mejor garantía para la estabilidad y el futuro de la gobernación de Cataluña".

El mensaje tenía más destinatarios que los partidos de la oposición. Algún miembro del PSOE, ávido de obtener el apoyo de CiU para apuntalar el Gobierno de Zapatero en la próxima legislatura, también pudo sentirse aludido. "Pierde el tiempo quien pretenda especular que puedan tener otras lógicas políticas sobre el rumbo que tiene fijado el Gobierno de Entesa". Montilla reveló hace pocos meses que el mismo presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, habría preferido para Cataluña un acuerdo entre CiU y el PSC con Artur Mas en la presidencia. Montilla se esforzó ayer en alejar esta posibilidad. "El compromiso de Entesa es a cuatro años". Llamó, eso sí, a su equipo a estar "preparados" por los "acontecimientos políticos de nuestro entorno". Dijo sin tapujos, y pese a hablar como presidente de todos los catalanes y no como líder del PSC, que "para el interés general de Cataluña no es indiferente qué mayoría haya en las Cortes Generales tras las elecciones".

El público estaba formado mayoritariamente por cargos públicos de su Gobierno. La plaza de Sant Jaume, rebosante de coches oficiales, así lo evidenciaba. También acudieron algunos empresarios, como el consejero delegado de Abertis, Salvador Alemany; el presidente de la patronal Cepime, Eusebi Cima, o el presidente del Círculo de Economía, Miquel Valls.

Montilla se congratuló de la estabilidad del Gobierno que preside y quiso pasar página a "errores" del anterior Ejecutivo pese a reconocer que en su Ejecutivo de coalición a menudo hay voces discrepantes. "Tenemos un presidente, no tres; tenemos un Gobierno, no tres".

Con sus socios de Esquerra Republicana e Iniciativa-Esquerra Unida en la primera fila, Montilla puso en valor la "diversidad" de su Gobierno. "Compartimos la unidad desde la diversidad. No entendemos una unidad que sacrifique la pluralidad, ni una diversidad que no haga posible la unidad".

El público también vio a un presidente que lucha por quitarse de encima la etiqueta de simple gestor que su propio partido y, en ocasiones, él mismo, le han colgado. "Nuestra acción de Gobierno está guiada por un designio reformador que trasciende, de mucho, la gestión del día a día".

En este plan a medio plazo, Montilla situó el pleno desarrollo del Estatuto. No rehuyó el problema de las infraestructuras, pero evitó entrar en conflicto con el Gobierno central. "A día de hoy ya nadie es capaz de negar que Cataluña ha sufrido una desatención inversora muy grave", dijo.

Compromisos concretos, pocos. Eso sí, Montilla aseguró que el próximo año habrá avances importantes en la descentralización de la gestión del aeropuerto de El Prat y que lo mismo ocurrirá con la cesión a la Generalitat de la gestión de Cercanías. También prometió esclarecer lo ocurrido en el gran apagón de Barcelona, el pasado verano. El resumen de la situación de las infraestructuras no pudo ser más gráfico: "El vestido nos ha quedado pequeño y las costuras nos tiran por todas partes".

Emergencia educativa

Montilla describió una realidad de la educación en Cataluña próxima al estado de excepción. "Si no hacemos un esfuerzo ingente en educación estaremos hipotecando nuestro futuro como país". El presidente hizo así su particular balance del reciente informe que ha encendido todas las alarmas al situar Cataluña a la cabeza del fracaso escolar de España.

El jefe del Ejecutivo asumió que no hay recetas mágicas, pero detalló cómo enfocará la acción de Gobierno para salir del agujero: "No hablo sólo de recursos económicos, sino de compromiso político, de compromiso con los equipamientos educativos y en capital humano, de reconocimiento hacia los docentes y compromiso ante la Administración, la empresa y la Universidad". Llegó a hablar de "movilización nacional" para ganar la batalla educativa y a aprobar en 2008 la ley de educación.

Los recursos necesarios deberán salir del nuevo sistema de financiación que se negociará también en 2008. No le puso techo, pero sí dijo estar dispuesto a "llegar hasta donde haga falta" para que se respete lo establecido en el Estatuto.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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