Marcha sin motivo

Tanto en medios del Partido Popular como de la propia Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) se auguraba una baja participación en la manifestación convocada el pasado sábado en Madrid. "No hay ambiente", era la frase con la que explicaban sus temores. En realidad, lo que no había para esta nueva marcha era motivo. Desde que los terroristas decidieron romper la tregua con un ampuloso comunicado de resonancias bélicas, sus intentos de asesinar se han visto sistemáticamente frustrados.

El Gobierno ha seguido una política contra la banda de la que es difícil disentir, puesto que se limita a detener a los terroristas y ponerlos a disposición judicial. La única nota disonante durante estos meses la ha vuelto a dar la prensa sensacionalista, al informar sobre la supuesta reanudación de los contactos entre el Ejecutivo y los terroristas tomando como única fuente el bulo lanzado por una emisora de radio marginal y una supuesta nota informativa

elaborada por un confidente de la policía miembro, precisamente, de la AVT.

En esta ocasión, la denominada guerra de cifras ha sido menor, tal vez porque la propia Comunidad de Madrid, siempre dispuesta a hablar de millones de asistentes cuando valora las manifestaciones afines, no ha podido ocultar que eran menos que en ocasiones anteriores. La ausencia de esta polémica ha dado paso, así, a una controversia inédita: saber por qué razón fueron convocados varios miles de ciudadanos, después de haberlo hecho otras seis veces desde que comenzó la legislatura. La pancarta que abría la marcha decía "Por un futuro en libertad. Juntos, derrotemos a ETA", pero las consignas coreadas exigieron la dimisión de Zapatero por "traicionar a las víctimas" y mostraron su apoyo al presidente de la AVT, pendiente de declarar en un juicio por injurias. Por último, Alcaraz habló en su discurso de "siniestro y vergonzante proceso de rendición" del Gobierno ante ETA, algo de lo que no presentó pruebas.

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e todos los argumentos empleados por los convocantes, lo único cierto es que Alcaraz debe acudir a la Audiencia Nacional. ¿No habría sido más juicioso exigir del presidente de la AVT mayor contención en sus juicios que llamar otra vez a los ciudadanos?