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La investigación de los vuelos de la CIA

Los primeros 23 presos que llegaron a Guantánamo salieron de Morón

Los datos del Pentágono y de Portugal revelan el vuelo de un C-141 en enero de 2002 - Aznar relajó el control de las bases en la última reforma del convenio con EE UU

A las 13.50 (hora local) del 11 de enero de 2002, un avión C-141 Starlifter de la Fuerza Aérea de Estados Unidos aterrizó en la base de Guantánamo, un pedazo de Cuba bajo control del Gobierno de Washington pero ajeno a la jurisdicción de cualquier tribunal. De su interior descendieron 23 supuestos terroristas; esposados, encadenados por la cintura y los tobillos, cubiertos por una capucha y enfundados en el mono naranja que iba a convertirse en símbolo de oprobio y desprecio hacia los derechos humanos. Eran los primeros inquilinos de un campo de prisioneros sin parangón en las sociedades democráticas, cuya puesta en marcha habría sido inconcebible sin el shock del 11-S, sólo cuatro meses antes.

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El acontecimiento fue anunciado en Virginia por el secretario del Pentágono, Donald Rumsfeld. Según se dijo entonces, los prisioneros habían salido más de 20 horas antes, a las 20.30 hora local, de la ciudad afgana de Kandahar, antiguo feudo de los talibanes. La situación era tan inestable que se produjo un tiroteo en plena pista mientras despegaba el C-17 Globemaster del Ejército del Aire estadounidense en el que hicieron la primera parte del viaje.

El Pentágono había anunciado que el C-17 haría una escala intermedia. Associated Press precisó que los prisioneros fueron transferidos desde el C-17 al C-141 en "un país europeo". No dijo cuál.

Reprieve, el despacho londinense que representa a medio centenar de detenidos en la base de Guantánamo, sostiene que ese país es España, y el aeropuerto de escala, la base de Morón de la Frontera (Sevilla).

No se trata de una mera sospecha, sino de la conclusión que se impone tras cotejar los datos que ha ido suministrando el Departamento de Defensa de Estados Unidos, siempre con cuentagotas y a requerimiento de abogados y organizaciones pro derechos humanos de su país, con los registros que también con notable retraso han ido desvelando los organismos europeos de control del tráfico aéreo.

No es extraña esta opacidad. El paso por territorio de un país europeo de una persona detenida ilegalmente -"combatientes ilegales" y, por tanto, al margen de la Convención de Ginebra como aclaró Rumsfeld- supone una violación de la legalidad internacional.

Los hechos son los siguientes: el 11 de enero de 2002 sólo llegó un avión a Guantánamo desde el otro lado del Atlántico. Ese día, según la autoridad aeroportuaria portuguesa, un C-141 despegó de la base de Morón con rumbo a Guantánamo. Requerido al respecto por el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, el organismo público Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) asegura que "no consta en los [registros] históricos datos referentes a dicho vuelo". La información portuguesa es, sin embargo, muy precisa: el vuelo RCH7502 (RCH es el indicativo de los vuelos militares de Estados Unidos), con destino LEMO (Morón)-MUGM (Guantánamo), entró en el espacio aéreo bajo control del centro de las Azores a las 10.01 GMT (hora del meridiano de Greenwich), y salió del mismo a las 13.14 GMT. El avión aterrizó en territorio cubano a las 18.50 GMT. Es decir, a las 13.50 hora local, lo que coincide con el anuncio del Pentágono. No se sabe a qué hora despegó de Morón pero, dada la duración del viaje (unas diez horas), debió de hacerlo hacia las 9.50 hora local.

Hubo tiempo más que suficiente para trasladar de avión a los presos, ya que el C-17 que salió a las 16.00 GMT del 10 de enero desde Kandahar debió de aterrizar en Morón a las 2.00 de la madrugada GMT del 11 de enero.

"A pesar de las declaraciones que hicieron entonces los Gobiernos europeos de que nunca enviarían presos a Estados Unidos sin garantías legales, ahora descubrimos que eso fue falso", sostiene Clive Stafford, representante de Reprieve. "Algunos Gobiernos europeos, incluido el español, apoyaron sistemáticamente los vuelos clandestinos y los traslados ilegales a Guantánamo en el convencimiento de que nunca se conocerían", agrega.

Lo que sí se conoce ya es la identidad de los 23 presos que pasaron por Morón. A principios de este mes, una página web difundió el manual hasta entonces confidencial del general Geoffrey Miller, el mismo que luego fue enviado a la prisión iraquí de Abu Graib para aplicar allí los métodos ensayados en Guantánamo. El manual, cuya retirada de la Red ha solicitado el Pentágono, indica que dos miembros del personal administrativo del campo pesaban y medían a los prisioneros a su llega a la base militar.

Del análisis del listado de los pesos -difundido por el propio departamento de Defensa de EE UU- de todos los reclusos que pasaron por Guantánamo se desprende que 23 de ellos fueron pesados por vez primera el 12 de enero de 2002, horas después de la llegada del C-141.

En su mayoría, se trata de afganos, paquistaníes, saudíes o yemeníes, pero también hay un británico, Alí Feroz Abbasi, y un australiano, David Michael Hicks. El primero de ellos fue liberado en octubre de 2005, sin que se le imputase ningún delito. El segundo, se ha convertido en el primer preso de Guantánamo en comparecer ante los tribunales militares implantados por la Administración de Bush. Hicks se declaró culpable en marzo pasado, para poder "volver a casa", según declaró entonces.

Los abogados de Reprieve sostienen que al menos otro vuelo con escala en España, el C-17 (indicativo RCH319Y) que despegó de la base de Rota el 28 de octubre de 2002, trasladó a Guantánamo a una veintena de personas ilegalmente detenidas. Sin embargo, ese mismo día aterrizó en Guantánamo otro C-17 (RCH184Y) procedente de Incirlik (Turquía), que sobrevoló España sin llegar a aterrizar. No es posible saber en cuál de ellos vijaban los prisioneros; entre ellos, Omar Ahmed Khadr, un canadiense que en el momento en que fue capturado sólo contaba con 15 años.

El número de presos que sobrevolaron o hicieron escala en España rumbo a Guantánamo podría superar el centenar, según se desprende del análisis de los registros aéreos, los listados de pesos y los anuncios de llegadas de vuelos a Guantánamo.

El hecho de que algunos de ellos, como los 23 de Morón, pisaran suelo español, podría dar un vuelco a la investigación sobre los vuelos de la CIA abierta en la Audiencia Nacional.

Cuando compareció en el Parlamento Europeo, en septiembre de 2006, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, dijo que España "podría haber servido no para la comisión de delitos, sino para escala para la comisión de delitos en otros países". Se refería a que el avión de la CIA que en enero de 2004 hizo escala en Palma de Mallorca camino de Macedonia, donde fue secuestrado el ciudadano alemán Jaled El Masri, aún no había cometido un delito cuando pisó suelo español. No puede decirse lo mismo del C-141 que salió de Morón.

En 2002, inmediatamente después del 11-S y la guerra de Afganistán, el Gobierno de José María Aznar y la Administración de Bush acordaron la reforma del convenio bilateral de defensa vigente desde 1989. Las normas que regulan las escalas de aviones estadounidenses en las bases de Rota y Morón fueron notablemente flexibilizadas, hasta el punto de que la notificación previa con una antelación mínima de siete días se sustituyó por una autorización genérica de carácter trimestral y prorrogable de forma casi automática, que ha amparado las operaciones de Irak o Afganistán.

Sin embargo, el convenio excluye expresamente de esta autorización el transporte de "pasajeros o carga que pudieran ser controvertidos para España". Y nada más controvertido que el traslado de una persona que, según la legislación española, se encuentra secuestrada.

Manifestación por la libertad de Michael Hicks ante el Supremo de EE UU.
Manifestación por la libertad de Michael Hicks ante el Supremo de EE UU.AFP
Un avión C-17 de las fuerzas aéreas estadounidenses, en la base de Morón de la Frontera, el 20 de septiembre de 2001.
Un avión C-17 de las fuerzas aéreas estadounidenses, en la base de Morón de la Frontera, el 20 de septiembre de 2001.EFE

Convenio 1989

- Artículo 25.2.

Otras aeronaves operadas por o para las Fuerzas de los Estados Unidos de América podrán sobrevolar, entrar y salir del espacio aéreo español y utilizar las bases [...] para el cumplimiento de misiones programadas, previa notificación efectuada al Comité Permanente con una antelación mínima de siete días hábiles al comienzo del programa.

Convenio 2002

- Artículo 25.2.

Las aeronaves operadas poro para la Fuerzas de los Estados Unidos [...] que no transporten personalidades, mercancías peligrosas, ni pasajeros o carga que pudieran ser controvertidas para España, pueden sobrevolar, entrar y salir del espacio aéreo español y utilizar las bases de acuerdo con una autorización general de carácter trimestral.

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