Bruselas llama a investigar nuevas fuentes de energía
Una cosa es predicar y otra dar trigo. Todos los ambiciosos planes de la UE en materia energética chocan con una dura realidad. La investigación en nuevas tecnologías de la energía para hacerlos posible es ínfima. Bruselas presentó ayer el Plan Europeo de Estrategia Energética (SET-Plan), en el que alerta de que "la inversión pública y privada en los presupuestos de investigación energética en la UE ha caído sustancialmente desde el punto máximo en 1980". El plan se inspira en las ideas de la Tercera Revolución Industrial, propugnada por Jeremy Rifkin, que se basa en fomento de las energías renovables; el empleo de hidrógeno para su almacenamiento y la distribución de la misma su distribución de manera descentralizada en las distintas localidades.
Bruselas cree que las nuevas tecnologías de la energía son cruciales para alcanzar los tres objetivos de la UE en este campo para 2020: reducir las emisiones de CO2 en un 20%; lograr que las energías renovables representen un 20% del total y ahorrar un 20% de la energía primaria, por la mejora en la eficiencia de su uso.
Cuatro veces más
La Comunicación que describe el SET-Plan, afirma que "si los Gobiernos de la UE estuvieran invirtiendo hoy al mimo ritmo que lo hacían en 1980, el total gasto público en el desarrollo de nuevas tecnologías en la Unión sería cuatro veces el nivel de inversión actual de unos 2.500 millones de euros anuales". El comisario de Energía, Andris Piebalgs, subrayó este retraso en la inversión de la que el presupuesto comunitario aporta unos 250 millones de euros. Piebalgs precisó que con "el nuevo plan esperaba aumentar la inversión hasta los 5.000 millones en 2013", una cifra que aún será la mitad que en 1980.
El objetivo del SET-Plan para 2020 es intensificar la investigación para abaratar los costes de producción de la energía limpia o con baja emisión de carbono. El documento pone especial interés en desarrollar los biocarburantes de segunda generación; doblar la capacidad de producción de electricidad mediante la energía eólica; demostrar la viabilidad comercial de técnicas de captación de CO2 y de las energías fotovoltaicas y solar concentrada; lograr una red de intercambio de energías que permita la integración de las renovables y la descentralización de fuentes y mantener la competitividad de la nuclear.
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