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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Énfasis nacionalista

Mas intenta ampliar su electorado con una propuesta marcada por la ambigüedad

La consulta popular anunciada el pasado martes por el líder de Convergència, Artur Mas, para el caso de que el Tribunal Constitucional recorte el Estatuto, supone una redefinición del pragmatismo pujolista. Consciente de la diversidad de su electorado y de las reservas de su aliado Josep Antoni Duran Lleida, Mas procuró que su mención al "derecho a decidir" se ajustara a la legalidad, sin hablar de soberanismo ni de independencia.

No estamos ante un plan Ibarretxe catalán. Y ello queda claro en la estrategia anunciada por Mas: si el Tribunal Constitucional recortara el Estatuto, se pediría al Gobierno central autorización para celebrar un referéndum. Si la consulta no fuese autorizada, se procedería a una votación en el Parlamento y a la formación de un Gobierno de coalición en Cataluña, integrado por los partidos que se comprometieron a defender el Estatuto de 30 de septiembre de 2005. Si todo lo anterior no fuera posible, se reclamaría la convocatoria electoral anticipada en Cataluña.

Nada que ver, pues, con las ensoñaciones procedimentales del lehendakari, aunque sí con una alta dosis de tacticismo. Para empezar, ese Estatuto que Mas reivindica ahora fue el que él mismo se avino a rebajar en Moncloa durante su entrevista el 21 de enero de 2006 con Zapatero, antes de iniciarse el trámite parlamentario. Además, conviene no perder de vista que las próximas elecciones autonómicas son las terceras a las que concurrirá Mas como cabeza de cartel convergente. Si no logra formar Gobierno, quizás sean sus últimos comicios. Por ello, el discurso del líder de CDC se enmarca en un intento de captar el electorado joven y nacionalista, compitiendo con Esquerra Republicana, pero sin perder a los sectores moderados.

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Desde que CiU ganó sus primeras elecciones autonómicas en 1980, el éxito del pujolismo consistió en atraerse desde los segmentos nacionalistas hasta los antiguos votantes de UCD. La reformulación de Mas vuelve a la carga en el terreno de las ambigüedades, aunque da otra vuelta de tuerca al énfasis nacionalista. Trata de sacar partido de esa desafección a España a la que se refirió el presidente Montilla en su reciente visita a Madrid: los fiascos de infraestructuras y la campaña anticatalana a raíz de la tramitación del Estatuto no son ajenos a ello.

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