Luto por un caballero del XIX
Desolación. Era el sentimiento que ayer invadía no sólo a los profesionales del cine, que unánimemente reconocían en Fernando Fernán-Gómez la figura de un maestro, sino al mundo de la cultura. Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, indicó que, hace algún tiempo, le pidió por carta que se pusiera su plaza en discusión y se aceptaran candidaturas porque él ya no podía ocuparla; su salud estaba muy quebrantada: "Esto da idea de su extremada delicadeza; Fernando, al contrario de la imagen que se daba de él, era una persona delicadísima que dentro de la institución siempre mantuvo una actitud de imborrable caballerosidad".
Para Alejandro Amenábar, "ha sido el mejor actor que ha tenido nunca el cine español, alguien capaz de interpretar con pasmosa naturalidad lo que decía el guión, entre otras cosas porque entendía mejor que nadie lo que leía. Fue también un grandísimo director y escritor, un referente fundamental para entender la cultura española del siglo XX... Aunque, como oí alguna vez, parecía un caballero del diecinueve". Era "el más grande", según Fernando Trueba. "Es la persona que más me ha hecho reír. El genio más grande de la conversación. La idea de no poder volver a escucharle me resulta muy jodida. Me siento un absoluto privilegiado por haber trabajado en dos ocasiones con él, en El embrujo de Shanghai y en Belle Époque".
"Fernando fue eterno antes de morir", dijo Pedro Almodóvar. "En mi filmografía hay muy pocos personajes mayores masculinos, afortunadamente cuando me salió uno en Todo sobre mi madre, a pesar de su brevedad, Fernando accedió a hacerlo. Es uno de los mejores regalos que he recibido como director".
Marisa Paredes acogió conmocionada la noticia. "Ha sido uno de los amores de mi vida y, desde luego, el amor de mi adolescencia. Me ha marcado a mí y a todos los actores de mi generación, por su amor por la profesión, su sentido del humor rotundo y su sabiduría". Alfredo Landa recordaba cómo su "admiración y cariño" por Fernán-Gómez se acrecentaron durante los dos meses de rodaje de la versión italiana de Marcelino, pan y vino, que dirigió Luigi Comencini en 1992. "Era un asombro. Hablar con él era la felicidad. Era inteligente, sensato, honesto a más no poder, gracioso, con un sentido del humor fuera de serie. Era completo".
La actriz Penélope Cruz fue dos veces su hija en el cine: "Vivíamos muy cerca y en estos últimos años, a veces nos reuníamos en su casa para merendar y ese ángel llamado Enma Cohen nos ofrecía la mejor tortilla del mundo. Yo siempre salía de su casa siendo muy consciente de lo privilegiada que era por poder tenerle como amigo", recordó la actriz por correo electrónico desde Los Ángeles.
A la presidenta de la Academia de Cine, Ángeles González Sinde, le sorprendió la noticia en pleno rodaje de su última película. "Es una persona irremplazable, no sólo en la historia del cine, sino de la cultura española. Es difícil hacer tantas cosas tan bien".
Para Álex de la Iglesia, Fernán-Gómez era la persona más importante de la cultura en España. "No solo ha sido el mejor actor, también fue el mejor director, el mejor novelista. Todo lo que hizo fue esencial y excelente".
José Luis Cuerda, que dirigió a Fernán-Gómez en dos ocasiones -La lengua de las mariposas y Así en la tierra como en el cielo- destacó también su figura como "cumbre de la cultura española" y evocó con emoción los rodajes: "De todos los planos que pudimos filmar, que serían 700 u 800, cuando a mí se me ocurría proponerle algo -lo que sucedió en poquísimas ocasiones- siempre me decía lo mismo: 'Voy a intentarlo, José Luis'. Y yo me emocionaba. ¿Cómo que lo iba a intentar? ¡Lo clavaba!".
Babelia
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