100 terroristas jóvenes esperando al jubilado
Hablar de la situación de ETA es difícil. Desgraciadamente, sólo hace falta un asesino con una pistola para llevarse por delante cualquier análisis. Los que de verdad saben algo de la organización terrorista -los policías y los guardias civiles que la están persiguiendo en estos momentos- siempre ponen esa premisa, y por eso casi nunca son optimistas. Ahora, tampoco. Dicen que ETA está en pleno proceso de reestructuración, obsesionada con su propia seguridad hasta el punto de que sus dirigentes apenas se fían de los nuevos militantes que llegan desde el País Vasco o Navarra. De ahí que, para dirigir su aparato de logística -el más castigado por los reiterados golpes policiales-, estén esperando la reincorporación de un militante veterano, tal vez de alguno de los residentes en Venezuela, quizá el país donde se concentra la colonia más dura. El grueso de la banda estaría formado, según fuentes policiales, por un centenar de terroristas, la inmensa mayoría -un 80%- menores de 35 años. El sector más duro, en cambio, proviene del otro 20%, de los veteranos. "Son ellos", explica un oficial de policía, "los que siguen creyendo en la vieja táctica de que la mejor forma de negociar es con muertos sobre la mesa".
La valoración que hace la policía coincide con la que, hace sólo unos días, comentaba en privado un destacado dirigente nacionalista vasco. "La policía está fuerte y ETA débil, pero eso es como si a mí me proponen tirarle 50 penaltis a Casillas en el Bernabéu. Seguro que 49 me los para, pero tal vez yo consiga meterle uno...". Uno de los policías que más saben de la organización terrorista asiente. "Sí, tal vez ETA esté ahora peor que nunca, pero por eso también necesita como nunca un atentado, una víctima. Están divididos, desconcertados, en las cárceles y en las herriko tabernas. A los dirigentes de Batasuna encarcelados apenas va a verlos nadie. Están mal, peor que nunca, pero...".
...Sólo se necesita a un asesino con una pistola.
