Mohamed VI retira a su embajador y pone la relación al borde de la crisis
La decisión, que ha causado sorpresa a la diplomacia española, se tomó cuando el ministro Moratinos y su 'número dos' estaban de visita en Marruecos
El rey Mohamed VI de Marruecos decidió ayer llamar a consultas a su embajador en España, Omar Azziman, colocando de nuevo a los dos países al borde de la crisis. La reacción real sorprendió al Gobierno español. La llamada a consultas es el paso previo a la ruptura de relaciones diplomáticas.
Un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí anunció la medida por la tarde y la justificó por el anuncio oficial de la "lamentable" visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla, el lunes y el martes próximos. Azziman regresará hoy a Rabat. Mohamed VI tomó hace seis años la misma decisión, pero entonces el comunicado no aclaró las razones de la retirada de Abdesalam Baraka, que permaneció 15 meses fuera de su puesto.
"La decisión es desproporcionada e injusta", según un diplomático español
El gesto real es tanto más grave en cuanto que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, estaba ayer de visita semiprivada en Essauira (Marruecos) y que el número dos de la diplomacia española, Bernardino León, asistía a la inauguración de un festival de cine en Tánger. "Retirar al embajador cuando el ministro del país donde está acreditado es tu huésped es hacer un gran feo al visitante", comentó un diplomático español. "Si Moratinos hubiera tenido la más mínima sospecha de que esto iba a pasar, no se hubiera quedado el puente en Marruecos", añadió.
El ministro español tiene previsto asistir hoy en Essauira, junto con Gaspar Zarrías, consejero de presidencia de la Junta de Andalucía, a la clausura del IV Festival de las Andalucías Atlánticas que financia la comunidad autónoma andaluza.
Los Reyes realizarán el lunes y el martes su primera visita a las dos ciudades autónomas, en las que sólo habían estado en 1970, cuando eran príncipes de Asturias.
El propio presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, viajó a Ceuta y Melilla a principios de 2006, algo que no se atrevió a hacer ninguno de sus predecesores desde 1981 por miedo a indisponer a Marruecos.
Rabat protestó entonces, pero lo hizo de forma mucho menos virulenta que ahora y se cuidó incluso de describir a Ceuta y Melilla como "ciudades ocupadas". El comunicado de ayer insiste, en cambio, en su carácter colonial.
El ministro portavoz del Gobierno de Marruecos, Khalid Naciri, explicó a este periódico que al "no tomar España en consideración la petición formulada" anteayer por Abbas el Fassi, el jefe del Ejecutivo marroquí, el soberano había decidido dar un paso adicional.
El Fassi hizo público el jueves un comunicado en el que pedía a España que renunciara al viaje real y señalaba que la iniciativa de la visita podía repercutir negativamente sobre la "privilegiada" relación bilateral.
"La pelota está en el tejado español", prosiguió el ministro portavoz. "El establecimiento de esa estrecha relación de amistad entre nuestros dos países, que todos ansiamos, pasa por no herir los sentimientos del pueblo marroquí".
La grave decisión del monarca alauí da al traste con los mensajes difundidos desde la Presidencia del Gobierno y desde el Ministerio de Asuntos Exteriores sobre el acuerdo tácito alcanzado con Rabat para circunscribir la trascendencia de su protesta. En Exteriores se señalaba además que la relación con Rabat está ahora tan afianzada que el desplazamiento de don Juan Carlos sólo provocaría "leves turbulencias" y no una crisis.
El jefe de la diplomacia española llamó ayer por teléfono desde Essauira a su homólogo marroquí, Taeib Fassi-Fihri. Moratinos también descartó responder a la decisión real -la orden dada al embajador de regresar a Rabat- con una medida similar, según fuentes oficiales.
Entre los diplomáticos españoles dedicados a la relación con Marruecos el ambiente era de consternación. "La decisión real es injusta y desproporcionada", comentó un colaborador de Moratinos.
"¿Pero no se dan cuenta [los marroquíes] de la ayuda discreta que se les brinda en el Sáhara Occidental o de los esfuerzos que hacemos para minimizar el alcance de la iniciativa del juez Garzón?" [que el martes anunció que investigará un supuesto genocidio de 543 saharauis por las fuerzas de seguridad marroquíes].
"Tira por la borda", añade otra fuente diplomática, "parte del trabajo efectuado estos tres últimos años, empezando por la recuperación de la confianza entre ambos Gobiernos, que había quedado maltrecha tras la etapa anterior", en la que José María Aznar estuvo al frente del Ejecutivo.
La decisión de Mohamed VI sintoniza, en todo caso, con la reacción de la prensa y de la clase política marroquí, que reprueba el viaje que don Juan Carlos efectuará la semana próxima.
"Zapatero quiere jugar la carta de los sentimientos patrióticos, nacionalistas y expansionistas a costa de los derechos del vecino", denuncia en su editorial Al Massae, el principal diario marroquí. Tras lamentar la "tibia y débil" reacción de Marruecos al viaje de Zapatero a las "ciudades expoliadas", Al Massae se lamenta de que "con la excusa de defender el Sáhara, la diplomacia marroquí se ha olvidado de la ocupación de las dos ciudades y de las islas adyacentes".
A la lista de agravios marroquíes se añade uno, recogido en el comunicado del primer ministro: Rabat se enteró por la prensa española de la inminente visita de los Reyes.
Moratinos acompañó, el martes, a los príncipes de Asturias a Marraquech para que inaugurasen la sede del Instituto Cervantes en la ciudad. El ministro prolongó su estancia el día siguiente para reunirse con su homólogo, al que informó del próximo viaje real. Sólo cuando concluyó la entrevista, la Casa del Rey anunció, primero de forma oficiosa, la próxima visita del jefe del Estado.
Días antes del desplazamiento de Moratinos a Marraquech, las autoridades marroquíes tuvieron una primera información "vaga y sin fechas" sobre la posible preparación de un viaje de don Juan Carlos a Ceuta y Melilla, según una fuente diplomática marroquí.
En Madrid, fuentes del Partido Popular revelaron que el pasado lunes Zapatero anunció a Mariano Rajoy, durante una cena de gala ofrecida por los Reyes en el Casón del Buen Retiro, que el jefe del Estado iba a viajar a las ciudades autónomas. El presidente añadió que Marruecos "no pondría problemas", según esas fuentes. La Moncloa no desmintió ayer esta información.
Gustavo de Arístegui, el portavoz parlamentario del PP para la política exterior, tachó ayer de "excesiva" la reacción de Mohamed VI, pero atribuyó a Zapatero la responsabilidad de la tensión con Marruecos. El presidente se ha mostrado "incapaz" de dejar claras a Rabat "las líneas rojas" que no debe franquear, afirmó Arístegui.
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