Flores republicanas de quita y pon

Los jardineros del Ayuntamiento de Paterna andan ajetreados. Se acerca la festividad de Todos los Santos, y queda poco tiempo para adecentar los jardines del cementerio. Ayer hubo tarea extra. Hace unos días pusieron crisantemos blancos y amarillos donde desde hace años las flores lucían los colores de la bandera republicana junto al monumento a los fusilados al finalizar la Guerra Civil y los primeros años del franquismo. La decisión de cambiar esas flores, con la Ley de la Memoria Histórica a las puertas, ha desatado una fuerte polémica y ha obligado al gobierno local del PP a rectificar. Los jardineros cambiaron ayer de nuevo las macetas y colocaron crisantemos de un morado claro, pero no reconstruyeron la bandera de la República.

Los socialistas denuncian un "ataque frontal a la memoria histórica"

"Esto es un lío, unos quieren una cosa y otros, otra", resumía Ignacio Wasaldua, jardinero municipal desde hace 21 años. "Hacemos lo que nos mandan, pero todos los años hemos puesto los colores republicanos y no ha pasado nada", añade.

Al cementerio se han acercado algunos vecinos para que las tumbas de sus familiares tengan flores frescas mañana. La polémica pilla a muchos por sorpresa. "Son bobadas, no tienen por qué quitarlas", opina sobre la sustitución de las flores Francisco Alfonso, de 64 años, junto a la tumba de su madre. Su esposa Marisa está limpiando la lápida: "Al cabo de tantos años... Que cada uno ponga lo que quiera", sentencia. "Están muertos igual unos que otros", tercia a su lado Francisco Vicente, de 53 años. No ve sentido al debate: "El caso es que nos acordemos de todos ellos".

A Joaquín Bou Chisbert, de 74 años, aún le cuesta hablar del fusilamiento de su padre el 17 de noviembre de 1939. Se angustia cuando recuerda que "un capitán del ejército" franquista se empeñó en borrar parte de la inscripción que encargó su madre, un sencillo "tu esposa e hijos no te olvidan". "La rompieron para quitar el no, y que quedara que le olvidábamos", explica con la voz entrecortada. Joaquín y su hermano José pusieron dinero para que una lápida de cerámica recordara a su padre y a las otras 45 personas que hallaron la muerte en las tapias del cementerio el mismo día. En total, fueron más de 2.200 los fusilados por la represión franquista en el recinto, que antes vio morir a víctimas del otro bando. A Joaquín le importa mantener viva su memoria, apartada de conflictos políticos. Cree que retirar las flores de la bandera republicana "evita polémicas". Centrada en el recuerdo personal está también María Roig, de 85 años, que viaja desde Alginet todos los años en homenaje a su cuñado. Lo que queda es el horror: "Ví cómo los tiraban a la fosa y les echaban cal. Alguno aún se movía".

Unos metros más allá, el portavoz socialista y ex alcalde, Francisco Borruey, denuncia el "ataque frontal a la memoria histórica". El intento del PP de frenar las críticas con macetas moradas "es una burla". Para los concejales de Compromís, el cambio de plantas "es una humillación". Ambas formaciones pidieron la dimisión del concejal responsable. "Mejorar la estética" con colores "neutros" sin referencia política era el objetivo, según el alcalde, Lorenzo Agustí. La bandera del Vaticano es blanca y amarilla, como los colores "neutros" escogidos por el PP, que ayer se apresuró a restituir el morado al monumento.