Zapatero no creyó que Ibarretxe defendería su plan
Reconstrucción de la reunión en el palacio de la Moncloa
Aunque el nuevo plan soberanista del lehendakari, Juan José Ibarretxe, estaba condenado de antemano por José Luis Rodríguez Zapatero, siempre hay margen para la sorpresa. Y se la dio Ibarretxe a Zapatero cuando el martes pasado, en la reunión que ambos mantuvieron en La Moncloa, el lehendakari le aseguró que su plan soberanista, rechazado por las Cortes en febrero de 2005, seguía "vivo". Para Zapatero fue el momento crucial de la cita. Para Ibarretxe no fue ninguno, porque, según ha confesado, vio al presidente del Gobierno "sin argumentos" en una reunión previsible. Y en el trasfondo quedaba un nuevo plan que la mayoría de los partidos, menos Ibarretxe, dan ya por muerto por su peculiar gestación, entre otras cosas.
- Prólogo. Ibarretxe diseñó su nuevo reto soberanista en solitario. Sólo participó su equipo de confianza: Jesús Peña, secretario general; Begoña Revuelta, su jefa de Gabinete, y Joseba García Bengoetxea, su jefe de Comunicación. Su partido, el PNV, estuvo al margen, incluido el portavoz parlamentario, Joseba Egibar. El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, sólo lo conoció 24 horas antes de que el lehendakari lo hiciera público, por un papel que le envió el propio Ibarretxe.
De ahí que todos los portavoces de los partidos se sorprendieran el día 28 en la Cámara vasca por el alcance del plan; que los de la oposición -PSE, PP y EHAK- lo rechazaran, y que el PP reclamara a Zapatero que no recibiera a Ibarretxe.
- Desarrollo. Zapatero recibió a Ibarretxe el martes pasado, al regreso de su gira latinoamericana. Durante la primera media hora de las dos que consumieron hablaron de la familia, del trabajo y del disparo que recibió, la víspera, un sargento del Ejército en San Sebastián (Guipúzcoa). Ibarretxe informó a Zapatero de la investigación de la Ertzaintza, que el consejero de Interior, Javier Balza, acababa de trasladar al lehendakari. Para ese momento ya estaba claro que ETA no tenía que ver con el caso.
Coincidieron en el análisis de la situación de ETA y en la disposición a luchar contra la banda. Dieron un espaldarazo a la colaboración entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Balza, al frente de los departamentos de Interior. Fue el único momento de complicidad de la reunión.
Zapatero no reprochó a Ibarretxe que su nuevo plan soberanista sea un obstáculo político en la lucha contra ETA por la división que origina en los partidos democráticos. Pero tampoco a Ibarretxe se le ocurrió reprochar a Zapatero que lo que estaba dispuesto a negociar con ETA no lo hiciera con él, como ha protestado antes y después de la reunión.
Ibarretxe explicó a Zapatero su plan de acuerdo bilateral Euskadi-Estado sobre el derecho a la autodeterminación. Lo presentó como una alternativa a su plan soberanista anterior, aprobado por el Parlamento vasco en 2004 gracias a los votos de la marca de Batasuna, y que hoy por hoy aún considera "vivo", pese a haber sido rechazado por el Congreso. Esta posición de Ibarretxe sorprendió a Zapatero, que ve en ella la clave de la motivación política del lehendakari.
La pretensión de Ibarretxe de celebrar la consulta habilitadora en el otoño de 2008 y la base estatutaria en que se apoya consumió el grueso de la reunión. Zapatero lo rechazó con el argumento constitucional de que una consulta de ese calibre necesita la autorización del Estado. Ibarretxe no reaccionó retador ni dirigió amenazas. Tampoco habló de buscar complicidades en Batasuna. Zapatero le invitó a presentar un plan plural, acordado entre los partidos vascos, y a que siguiera la vía legal que marca el Estatuto. Ibarretxe insistió en el suyo.
- Epílogo. Tras este encuentro, Ibarretxe anunciaba ayer mismo la movilización del nacionalismo en torno a su plan. "Euskadi no es una parte subordinada de España. El pueblo vasco tiene derecho a hacer su camino, y lo haremos", dijo en Bilbao. Los líderes políticos creen que Ibarretxe utilizará su plan para movilizar el voto en las elecciones generales y en las autonómicas, que, previsiblemente, adelantará a otoño. Consideran, incluso en el PNV, que habrá adelanto y no un referéndum ilegal.
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