Programa, programa, programa

Sí, quizá una de las mejores coletillas electorales de nuestra joven democracia. El jueves, en la inauguración del Museo de la Defensa de Madrid, pensé: museo, museo, museo. Y ¿dónde estaba la prensa? Sólo vino un medio. Canal 33, lo cual dice mucho a su favor. Miren ustedes, ahora que se habla tanto de la memoria histórica, ¿alguien sabe quién fue Manuel Navarro Ballesteros, José Luis Moreno, Fernando Sánchez Monreal o Jaime Menéndez? Seguro que muy pocos conocerán a todos. Y ¿alguien sabe quiénes eran Unamuno, Menéndez Pidal, Ramiro de Maeztu, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Pío Baroja, etcétera, etcétera, etcétera? Seguro que sí. Todos, los del primer grupo y los del segundo, formaron parte del plantel de magistrales plumas colaboradoras del diario El Sol.

La memoria histórica se está ocupando de recuperar muchas cosas. Pero no de rescatar a los grandes maestros intelectuales que por culpa del franquismo no tuvieron su reconocimiento. La cultura es la esencia de identidad de mayor profundidad de una sociedad, y aquí, en España, está sesgada. Les invito a que se pasen por la hemeroteca del Ateneo de Madrid y repasen el magisterio periodístico y lingüístico del diario El Sol de los años treinta. Descubrirán que todos los que escribían allí, o casi todos, tampoco nos vamos a poner muy severos, merecen ya su reconocimiento. Merecen que en los colegios y universidades, de una vez por todas, cuando se hable de la generación del 27, aparte de nombrar a Alberti, Miguel Hernández o Bergamín, se haga lo mismo con Navarro Ballesteros, Bueno o Menéndez.

En esa inauguración había una representación de esos intelectuales olvidados. Ya era hora. Eso sí es recuperar la historia, sin revanchismos, sin abrir heridas, y demás calificativos inoportunos. El jueves, gracias la iniciativa de Tom Lavin, el Museo de la Defensa de Madrid hizo "programa, programa, programa", y yo me pregunto: ¿cuándo lo hará la prensa, políticos e instituciones docentes.