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Columna
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Presupuestos 2008: por fin el cambio

A la tercera va la vencida. Los presupuestos de la Xunta de Galicia para 2008 suponen un cambio claro con los de la etapa anterior. Desde un punto de vista formal, se pone el acento en mostrar objetivos y funciones; y se introducen indicadores para el seguimiento de resultados. Es verdad que el avance hacia una gestión de la Administración pública enfocada a resultados es aún parcial, y que aspectos como la estructura de la ley de presupuestos son mejorables. Pero aquellos que hayan seguido los presupuestos desde los tiempos de Fraga advertirán de entrada que el conselleiro ya no es Orza.

Si la atención la orientamos hacia el fondo del asunto, hacia la composición del gasto, el cambio también es real. Es evidente que la composición del gasto no es un chicle, que sanidad o educación necesariamente deben absorber al menos la mitad de los recursos. Sin embargo, esa rigidez es compatible con el refuerzo de algunas líneas básicas, en coherencia con promesas y anuncios. La I+D+i, el transporte público, la seguridad vial, la vivienda, el suelo empresarial y el saneamiento de rías absorben un volumen significativamente mayor de recursos. También es destacable el incremento en servicios sociales, consecuencia de la aplicación de la llamada Ley de Dependencia y en materia de empleo, como consecuencia de los acuerdos alcanzados en dos de las mesas del diálogo social. En el pasivo del balance, se echa en falta un mayor esfuerzo en financiación universitaria. Es verdad que aumenta un 8,6%. Pero no hay que olvidar que el punto de partida era muy bajo, consecuencia de la extrema tacañería de la Xunta entre 2000 y 2004.

Otro aspecto a destacar es el equilibrio presupuestario y el impulso a la baja del ratio entre deuda y PIB. Los presupuestos para 2008 consolidan la tendencia seguida por la comunidad gallega en materia de reducción de deuda pública, más acentuada que en la mayoría de las comunidades autónomas. Esto permite reducir el gasto improductivo que supone el pago de intereses y nos da margen para acudir al crédito cuando la coyuntura económica empeore y los ingresos tributarios se resientan. En este sentido, disiento de quienes reivindican el uso de la deuda para paliar actuales carencias socioeconómicas: si gastamos a crédito cuando crecemos vigorosamente y los ingresos tributarios crecen a ritmos en el entorno del 10%, ¿qué haremos cuando la economía se desacelere?

En cuanto al cuadro macroeconómico y las críticas del Partido Popular sobre el exceso de optimismo del Gobierno gallego, hay que decir que la Xunta hace lo que puede y debe. Me explico. Es probable que la economía española en 2008 no llegue al 3,3% previsto por Solbes. El Fondo Monetario Internacional predice un 2,7%, cifra que coincide con el sondeo publicado por The Economist en su número de esta semana. Sin embargo, no hay que olvidar que el cuadro macroeconómico que elabora un gobierno no es sólo la base estadística que se usa para hacer predicciones de ingresos, sino también un objetivo de su política económica. Y Galicia no puede fijarse como objetivo crecer menos que España. Es necesario alcanzar un diferencial a nuestro favor que posibilite la convergencia de Galicia con la media española. Si se puede criticar de algo al objetivo de la Xunta es de modesto, ya que contempla un diferencial de sólo dos décimas con España (3,5%). Esa brecha debería alcanzar el medio punto si se quiere que el proceso de convergencia no se eternice. Por tanto, si Solbes no mueve ficha, el conselleiro de Economía no puede (no debe) utilizar como referencia una cifra inferior a ese 3,5%.

Finalmente, una referencia a los cambios tributarios. El presupuesto para 2008 no contempla ningún cambio. Estoy de acuerdo con que es preferible que las modificaciones legislativas en el ámbito tributario se discutan de forma separada en el Parlamento. Pero la Xunta debería fijar ya la fecha en la que los proyectos que afectan al impuesto sobre sucesiones o a la producción de energía hidroeléctrica, entre otros, cursarán entrada en el Hórreo. El tiempo pasa.

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