Extrarradio de esperanzas
En Vecinos (DVD, 2000), un libro de cuentos de notable factura, el escritor barcelonés Carlos Peramo (1967) ya avisaba de su talento de narrador nato. Era ése un libro lleno de inventiva de buena ley, sin dejar de radiografiar con afilada precisión un segmento de la realidad urbana de nuestros días. En ese libro estaba prefigurado su criterio de la literatura. Un marco para la imaginación magnética y el apunte psicológico lacerante. Ahora vuelve Peramo a mostrar sus dotes en Me refiero a los Játac.
La novela, que se alzó con el
ME REFIERO A LOS JÁTAC
Carlos Peramo
Bruguera. Barcelona, 2007
222 páginas. 14,50 euros
II Premio de Novela Bruguera (con Ana María Matute como miembro único del jurado), es la historia de un grupo de adolescentes en tránsito a una madurez más rápida de lo que hubieran deseado. El escenario sociológico es una barriada de chicos hijos de trabajadores. Un extrarradio de esperanzas difíciles. El narrador es una voz que cuenta pero también es una voz monologante. (En eso nos recuerda algunos tramos de la narrativa de Francisco Casavella). Alguien que, veinte años después de los hechos cruciales que se narran y desde un matrimonio apunto de naufragar, inicia una búsqueda decisiva para el futuro de su existencia. Jorge, Albert, Tiny, Betu y Carlos conforman la pandilla de los Játac. Un día Tiny es apaleado hasta la muerte por los miembros de una pandilla antagónica. Ya ve el lector que el asunto que vertebra esta novela no es nuevo. Un típico relato de ritos de paso. Sin embargo, Carlos Peramo le imprime a este motivo literario un sello muy personal. No espera del lector su complicidad. La historia de Carlos no es para que el lector lo compadezca. Ni le arranque un sentimiento fácil. Es para que lo acompañe en su extrema necesidad de sobrevivir con una culpa antigua. Carlos necesita su narración para él mismo. Hay una herida que tiene que cicatrizar. Hay culpables y hay víctimas. Que lo sean unos u otros en la novela es irrelevante. Estamos sobre todo ante una novela intimista y de iniciación, mucho más que ante un relato generacional, aunque a veces lo parezca. Lean esta buena novela y esperen de Carlos Peramo mayores logros literarios. Yo lo espero. Y también, ya que estamos, su pronto retorno a los cuentos.
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