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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Dimisión inevitable

El secretario general de los socialistas valencianos, Joan Ignasi Pla, ha presentado su dimisión al conocerse la noticia de que la constructora Villegas realizó unas obras de reforma en su vivienda particular en las que podría haber recibido un trato de favor. Hasta el momento de su dimisión, Pla no había podido acreditar el pago de los trabajos, pese a que la empresa los dio por finalizados el pasado mes de mayo.

La renuncia del líder socialista resultaba inevitable. Basta ver la situación que atraviesa la Comunidad Valenciana como consecuencia de las últimas inundaciones, durante las que se han hecho patentes los efectos devastadores de una planificación urbanística poco escrupulosa y en la que han primado los intereses del sector inmobiliario y de la construcción. La eventualidad de un trato privilegiado al principal dirigente de uno de los grandes partidos políticos de la Comunidad por parte de una empresa del sector, inaceptable en cualquier contexto, se convertía ahora en un problema insalvable para la credibilidad de la fuerza que representa.

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Antes de formalizar su decisión, Pla solicitó y no recibió el respaldo de su propia Ejecutiva, lo que hacía difícil su continuidad al frente de los socialistas valencianos. Se reabre así la situación de crisis que ha marcado la historia del PSPV-PSOE y que, en esta ocasión, los dirigentes socialistas tratarán de resolver a través de una comisión gestora. La posibilidad de un Congreso extraordinario, aunque contemplada en los primeros momentos, parecía inviable si se tomaba en consideración la proximidad de las elecciones generales y la necesidad para el Partido Socialista de no seguir cediendo terreno al Partido Popular en la Comunidad Valenciana.

El ya ex secretario general ha señalado a su entorno político como el posible causante último de la dimisión, y se ha considerado víctima de una cacería. Es tanto como reconocer que la estabilidad del partido que dirigió hasta ayer mismo era tan sólo aparente, con luchas internas en las que, según sus propias declaraciones, no se dudaría en comprometer la posición de su máximo responsable. Joan Ignasi Pla ha dirigido desde 2000 el socialismo valenciano, históricamente una de las federaciones más conflictivas del PSOE. Si bien el balance hacia el interior del partido parecía apuntar a una precaria aunque innegable pacificación, los resultados electorales no contribuyeron a reforzar su liderazgo.

Durante sus siete años de mandato, Pla no logró cosechar ninguna victoria ante el PP, que ha logrado hacer de la Comunidad Valenciana una de sus principales reservas de voto. Pero habla largamente en su favor la diligencia con que ha asumido responsabilidades políticas y la escasa entidad del asunto que ha enturbiado su carrera, en contraste con el pésimo ejemplo de otros altos cargos del PP -sin ir muy lejos, el presidente de este partido y de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra- que no dimiten ni siquiera cuando ya se hallan imputados por graves delitos de corrupción.

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