Pacientes en espera
Los avances en el tratamiento del cáncer todavía no evitan que la mitad de las personas que enferman mueran antes de cinco años. La proporción, aunque sea mucho menor que la de hace 10 o 20 años, no deja de ser terrible. En muchos casos, el fallecimiento es irremediable. Pero es imprescindible evitar que problemas burocráticos con los permisos retrasen el acceso a los nuevos tratamientos.
La estrategia aprobada el viernes por el Ministerio de Sanidad, que incluye medidas para desarrollar terapias avanzadas que busquen alternativas al tratamiento de 12 patologías, debe evitar que esa espera aumente la mortandad de una enfermedad que ya es la primera causa de muerte en la población española con edades comprendidas entre 35 y 74 años.
La solución propuesta por el Gobierno es invertir para que la investigación de los nuevos tratamientos se haga en España. Aparte de otros beneficios, como los formativos o económicos, el objetivo es acortar los pasos que van desde que un producto demuestra su utilidad hasta su utilización como tratamiento. Un periodo que el ministro de Sanidad ha cifrado en hasta cinco años. Para ello, nada mejor que traer los ensayos a España, que cuenta con un sistema sanitario en el que la investigación pura y la aplicada ofrecen un creciente prestigio internacional. Se trata de establecer un sistema que favorezca las sinergias, las llamadas redes de unidades de investigación clínica.
Con ello, los enfermos estarán más cerca -físicamente incluso- de los laboratorios, y serán los primeros en probar los nuevos avances. Una posibilidad, la de ofrecerse como voluntarios, que, si todo sale bien, lleva aparejada la recompensa de tener acceso anticipado a las soluciones futuras.
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