Unos bandidos secuestran a un japonés en el sureste de Irán

La policía iraní busca desde el lunes pasado a un universitario japonés secuestrado en el sureste de Irán, según informó ayer la agencia oficial de noticias Irna. Sus captores, bandidos de acuerdo con esa fuente, se han puesto en contacto con la policía para asegurar que el joven está a salvo y que quieren cambiarlo por un hijo de su cabecilla que se encuentra encarcelado.

Al parecer, el joven japonés, cuya identidad no se ha dado a conocer, fue secuestrado cuando viajaba desde la ciudad de Kermán a Bam, 150 kilómetros más al sur, para visitar su famosa ciudadela. Sin embargo, según la agencia semioficial Fars, su captura se habría producido en la propia Bam. En cualquier caso, los bandidos le habrían trasladado a la vecina provincia de Sistán-Baluchistán, fronteriza con Pakistán.

La Embajada japonesa en Teherán tuvo noticia del secuestro porque el estudiante pudo hacer dos llamadas para explicar su situación. El universitario, de 23 años y originario de Yokohama, recorría los países de la zona de forma independiente desde el pasado mayo.

Fuentes de la seguridad han identificado al secuestrador como Shah Bakhsh, un traficante de droga cuyo nombre se asoció con el secuestro de una pareja belga en la misma zona el pasado agosto. Su objetivo entonces fue la liberación de un hermano. Las autoridades iraníes negaron haber accedido a sus pretensiones, pero la mujer quedó en libertad dos días después y el hombre un mes más tarde.

Aunque Irán es un país muy seguro, la región sureste próxima a la frontera con Pakistán es escenario desde hace años de una verdadera guerra entre las mafias de la droga y las fuerzas de seguridad iraníes. Recientemente, un grupo insurgente llamado Jund Allah (Ejército de Dios) ha venido a enturbiar aún más la situación. Desde 1999, se han producido al menos seis secuestros de extranjeros en esa zona.