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Reportaje:

Predicar sin dar ejemplo

La Comunidad premia a empresas que concilian trabajo y vida familiar, pero niega ese derecho a una funcionaria

Patricia Ortega Dolz

En casa del herrero... Ya se sabe. Y si hay una cuestión que afecta a la mayor parte de las familias, especialmente a las mujeres, es la conciliación de la vida laboral y familiar. Las administraciones, entre ellas la Comunidad de Madrid, han dedicado muchos recursos al diagnóstico y tratamiento del problema. Sin embargo, lo que ocurre con los propios trabajadores de esta Administración autonómica dista de lo que predica y publicita.

Ayer mismo, la presidenta, Esperanza Aguirre, entregaba los Premios Madrid Empresa Flexible a seis compañías por favorecer la conciliación "real" de la vida laboral y familiar de los trabajadores. "En todas ellas se beneficia especialmente a las mujeres, que no se ven sometidas a la dictadura de tener que elegir entre tener hijos o realizar su profesión", dijo Aguirre. Además de estos premios, desde la Dirección General de la Mujer de la Comunidad se ha impulsado un servicio de asesoramiento a empresas (llamado Generando Cambios), un programa denominado Amplia y el proyecto de iniciativa comunitaria Implanta de "nuevos modelos de las estructuras laborales y sociales para la conciliación".

El fallo es claro: "Declaro el derecho de la actora a reducir su jornada laboral"
"Si quiere trabajar sólo por la mañana, que pida más reducción de horas", dicen en la consejería
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Frente a todo ello existe un ejemplo de la conciliación "real" de la Administración madrileña. Es el de Luisa López. Desde 1992 trabaja en el servicio de bibliobuses de la Comunidad tras ganar una oposición, y los jueces le han dado la razón en dos sentencias para que pueda atender a su familia. El último fallo es del Tribunal Superior de Justicia de Madrid del 21 de mayo de 2007, y ni por ésas.

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Esta trabajadora de 40 años, que va de Montejo de la Sierra al Valle del Lozoya llevando libros, que conoció a su marido trabajando (se dedican a lo mismo) y que tiene una hija de seis años, lleva año y medio litigando con la Comunidad para que le permitan trabajar en jornada continuada y con una reducción de una hora al día, como hizo un tiempo sin problemas. Así lo recoge la primera sentencia de 29 de junio de 2006 del Juzgado de lo Social 24: "Esta práctica [la jornada continuada], por irregular que pueda parecer a los responsables actuales de la Administración, ha sido aceptada por la Comunidad al menos tácitamente desde 2002, por lo que se ha producido una novación modificativa de la relación laboral en la jornada, que ha pasado de ser partida a continuada". Y concluye: "La demanda debe ser desestimada".

El fallo no deja lugar a dudas y además le permite la reducción de una hora en su horario continuado: "Declaro el derecho de la actora a reducir su jornada laboral en una hora sobre la jornada continuada de 8.00 a 15.00, quedando así la jornada reducida en horario de 8.00 a 14.00". Y el Tribunal Superior de Justicia, al que apeló la Administración, ratifica esa sentencia: "Desestimamos el recurso de suplicación interpuesto por la Comunidad".

El 9 de marzo de 2006, en una reunión de la Comisión Técnica de Bibliotecas, se acordó que el horario de bibliobuses fuese de 10.30 a 18.30, con una hora para comer. Al final de ese mes, la jefa del servicio comunicó a Luisa que, en caso de optar por la jornada reducida, seguiría teniendo jornada partida, pero podría salir una hora antes, a las 17.30.

La subdirectora de personal en la Consejería de Cultura declaró ayer, respecto al hecho de que la Comunidad no haya acatado la sentencia firme, que "el calendario laboral firmado en julio de 2006 es vinculante y convierte la sentencia en algo meramente declarativo, porque las condiciones que valoró el juez desconocen esa norma posterior". Sin embargo, el acuerdo horario está incluido en la sentencia. Según esa responsable, "el derecho de una persona no puede estar por encima del de los ciudadanos a tener ese servicio, y si quiere trabajar sólo por las mañanas, que pida más reducción de jornada".

El colmo de la paradoja en este caso es que en la web de la Comunidad (www.madrid.org), en el apartado de "medidas de conciliación", destaca que éstas "tienen mucho que ver con las relaciones dentro de la familia a través de las relaciones laborales, en temas como horarios y permisos maternales". Pero del dicho al hecho hay un trecho. Y la jefa de personal de Luisa le escribe: "Su jornada a partir del 1 de octubre de 2007 no puede tener carácter continuado, puesto que en julio de 2006 se firmó un acuerdo que establece para los técnicos especialistas el horario de 10.30 a 18.30 en jornada partida y limita la continuada a los periodos vacacionales. En consecuencia, su horario es de 10.30 a 18.30 en jornada partida".

Luisa trabaja hasta las 18.30 de la tarde en jornada partida por 1.300 euros brutos al mes. Su hija sale a la 17.15 del colegio, tras quedarse una hora en la guardería. "Y luego la recogen otros padres del colegio amigos, o mis padres si pueden, o una chica a la que pago hasta que llegamos", explica.

Luisa López Domingo, conductora de un bibliobús de la Comunidad, en su casa de Madrid.
Luisa López Domingo, conductora de un bibliobús de la Comunidad, en su casa de Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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