La vuelta de ETA a las armas genera tensiones en la izquierda 'abertzale'
El retorno de ETA a las armas está produciendo graves tensiones en el seno de Acción Nacionalista Vasca (ANV), el partido que recogió los votos de la ilegalizada Batasuna en las elecciones del pasado 27 de mayo, y podría provocar su ruptura a medio plazo. Así lo creen expertos antiterroristas de los servicios de seguridad del Estado, que siguen atentamente la evolución de uno de los escasos reductos legales que queda a la izquierda abertzale, aunque los dirigentes de ANV se negaron ayer a condenar el atentado de ETA contra el escolta Gabriel Ginés y se ciñeron al discurso batasuno más ortodoxo.
Los expertos creen que los dirigentes encarcelados de Batasuna no serán relevados a corto plazo
Muchos cargos municipales podrían separarse del partido si es ilegalizado por no condenar el terrorismo
Los servicios de seguridad aprecian fuertes discrepancias internas en Acción Nacionalista Vasca
ANV fue el último recurso de la izquierda abertzale para participar en las elecciones municipales y autonómicas de mayo pasado, después de que los tribunales frustraran otras fórmulas, como las agrupaciones electorales. El Tribunal Supremo anuló incluso 133 de sus candidaturas, pero eso no le impidió obtener 437 concejales y 43 alcaldías en el País Vasco y Navarra, la más importante la de Hernani (Guipúzcoa).
El PP no ha parado de pedir la ilegalización de este partido, e incluso la disolución de los ayuntamientos que gobierna, mientras que el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, se limitó a declarar el martes crípticamente: "El Ministerio no para de ordenar su juego y, en el momento en que la jugada lo aconseje, se den las condiciones y existan pruebas que nos permitan ir a los tribunales, ocurrirá lo que tenga que ocurrir".
Las fuentes consultadas explicaron que, más allá de que la Fiscalía acumule las pruebas necesarias para garantizar el éxito de una eventual demanda de ilegalización, también hay que prestar atención a lo que ocurre en la propia izquierda abertzale, no tan monolítica como su hermetismo pretende dar a entender.
Tras la anterior ruptura de la tregua, en 1999, Batasuna sufrió una escisión, la de Aralar, y ahora podría suceder lo mismo, en opinión de las fuentes consultadas, con un sector de ANV.
Este partido, cuyos orígenes se remontan a los años 30 del siglo pasado y cuya actividad era casi inexistente en los últimos tiempos, fue vampirizado por Batasuna antes de las elecciones municipales, pero eso sucedió en unas circunstancias muy diferentes de las actuales, cuando ETA mantenía un alto el fuego permanente y existía la perspectiva de que éste pudiera llegar a convertirse en definitivo, alegan las fuentes consultadas.
En este momento, argumentan las mismas fuentes, muchos militantes de ANV han asumido responsabilidades municipales y, aunque no trasciende al exterior, contemplan con disgusto la perspectiva de una ilegalización.
Hasta ahora, los miembros de ANV han sorteado las demandas para que se pronuncien con claridad sobre los atentados de ETA remitiéndose a sus estatutos fundacionales, que repudian genéricamente la violencia, y transmitiendo a sus militantes que se trata de una cuestión moral más que política. Incluso se ausentaron en algún ayuntamiento, como el de Amurrio (Álava), para no tener que definirse.
Sin embargo, los expertos de los servicios de seguridad consideran que esta situación se hará insostenible a medida que ETA vaya subiendo peldaños en su escalada criminal y mate a alguien, lo que estuvo a punto de conseguir el pasado martes en Bilbao. En ese momento, concluyen, es probable que los menos fanáticos se aparten del resto.
La investigación del juez Baltasar Garzón, que llevó a la cárcel a 17 dirigentes de Batasuna por pertenencia a ETA, ha constatado la existencia de una entrega de dinero, por valor de 213 euros, procedente de las cuentas de ANV; pero también la falta de identidad entre ambas organizaciones, al menos de momento.
Personalidad propia
Según un documento interno de Batasuna, ANV es una formación con personalidad propia con la que guarda un "compromiso de mutuo respeto, reconocimiento y trabajo en común para conseguir los objetivos de independencia y socialismo".
Similar situación se da con el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK en sus siglas en euskera), el grupo que representa a la izquierda abertzale en el Parlamento vasco, sólo que en este caso los expertos no atisban el mínimo indicio de disensión. "Las nekanes", como se califica desde Batasuna a los parlamentarios de EHAK, "son tan duras como la Mesa Nacional".
El encarcelamiento de la plana mayor de Batasuna ha creado un vacío de poder en el frente político de la izquierda abertzale, pero los expertos no creen que se produzca un relevo automático, como sucede en ETA cuando cae uno de sus responsables. "Esperarán al menos a saber quiénes salen en libertad, aunque sea bajo fianza, y quiénes se quedan entre rejas", opinan.
El papel que les reservaba la organización terrorista, según el documento que les remitió en julio pasado, poco después de oficializar la ruptura del alto el fuego, era bastante triste: responsabilizar al Estado de que se hubiera frustrado la esperanza de paz y preparar a sus bases para lo peor. Una nueva etapa de sangre, sudor y lágrimas.
EL PRECEDENTE DE LA ILEGALIZACIÓN DE BATASUNA
El Supremo ilegalizó Batasuna el 23 de marzo de 2003, en aplicación de la Ley de Partidos aprobada un año antes. La sentencia citaba hasta 20 ejemplos para concluir que Batasuna incurría en los supuestos de ilegalización. Éstos son algunos:- Negativa de Batasuna a nombrar representantes en la ponencia del Parlamento vasco sobre víctimas del terrorismo (julio de 2002).- Varias declaraciones de Joseba Permach y Arnaldo Otegi, entre otras las realizadas en un acto de ANV en julio de 2002: "Debemos seguir luchando, sea en la legalidad o en la ilegalidad. Desde luego, no nos va a temblar el pulso".- Negativa a secundar una moción del Ayuntamiento de Amorebieta que condenaba la campaña de amenazas a dos concejales del PSE.- Negativa a condenar el atentado de Santa Pola (agosto de 2002), en el que murieron dos personas. Otegi lo calificó de "dolorosa consecuencia" del "conflicto político" del País Vasco.- Homenajes a terroristas, pancartas de apoyo a etarras o pintadas incitando a luchar contra el Estado en ayuntamientos gobernados por Batasuna o en las inmediaciones de los consistorios.
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