Baile de bloques regionales en América

En América Latina lo que no faltan son asociaciones comerciales entre países. Está el Mercosur, la Comunidad Andina (CAN), el Caricom de la comunidad caribeña... El problema es que ninguno ha tenido éxito ni en su propósito como ente integrador regional ni como unión de fuerza para negociar con potencias como EE UU y la UE.

El Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, pendiente de ratificación) está en marcha desde 1989 y las peleas y malentendidos entre sus socios superan los avances. A la Comunidad Andina (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia), el bloque más antiguo -se creó en 1969- no le fue mejor. Aparte de que sus miembros han ido cada uno por su lado, Venezuela se pasó de bando este año -abandonó la CAN-, mientras que Colombia y Perú han decidido ir por su cuenta negociando cada uno un acuerdo de libre comercio con EE UU.

Chile, que no ha participado nunca de ningún bloque -aunque alguna vez se barajó que podía unirse al Mercosur-, ya ha firmado un acuerdo de libre comercio con EE UU y otro con la UE. México está igual: primero selló su asociación comercial con EE UU y Canadá (NAFTA) y después lo hizo con la Unión.

La crisis de los bloques existentes y la deserción de los miembros, unos buscando amigos en la zona y otros mirando a Washington más que a sus vecinos, allanaron el camino de dos grandes propuestas de integración regional antagónicas que aún mantienen la pugna. Una es el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) impulsada por Washington y la otra es la Alternativa Bolivariana para América (Alba), ideada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, que cuenta de momento con cuatro socios: Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Costa Rica ha elegido. Ayer se unió a otros cinco países centroamericanos en favor del gran pacto económico con EE UU. América del Sur, por su parte, le dará la vuelta al concepto de integración con la recientemente creada Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que busca la unión energética y financiera.