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Los 16 muertos por accidentes de moto en el verano rebasaron los límites de velocidad

La reconstrucción de los siniestros delata temeridad, en todos los atestados policiales

La Dirección General de Tráfico (DGT) ya tiene diagnóstico para los 16 muertos en accidente de moto durante los meses de julio y agosto: todos circulaban a velocidad inadecuada. Después de reconstruir uno a uno los quince siniestros, la Guardia Civil concluye que las muertes se podrían haber evitado si los conductores de las motocicletas y ciclomotores hubiesen respetado la señalización vertical. Los atestados revelan que en varios de los siniestros confluyen algunas actitudes imprudentes, cuando no claramente irresponsables, de varios conductores. En uno de los accidentes ocurrido en las inmediaciones del polígono industrial de Ames, la DGT señala como causa adicional "la deficiente señalización de la vía".

Los 14 accidentes de moto más graves ocurrieron por no respetar la señalización
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El 29 de julio lo pasaron Cristian, de 16 años y Alejandro, de 14, recorriendo sobre una Derby GPR de 75 centímetros cúbicos las pistas y carreteras secundarias del ayuntamiento de Arbo en Pontevedra.

Algunos testigos, incluida la tía abuela de Cristian, reconocieron que los jóvenes circulaban "como si llevaran prisa". Hasta que en una de las curvas, en la decrépita motocicleta, de 16 años de antigüedad, ambos acabaron impactando contra un coche que se había parado al observar la extraña maniobra de los dos jóvenes. Cristian, que no llevaba casco, y Alejandro murieron en el acto. El informe de la Guardia Civil refleja que circulaban demasiado deprisa y que el piloto carecía de permiso para conducir la motocicleta cuyo documento de circulación llevaba además diez años caducado.

Los archivos de la DGT acumulan 14 atestados parecidos, todos con resultado de muerte, que reconstruyen los siniestros de motocicleta y ciclomotor acaecidos en Galicia durante julio y agosto. En 60 días murieron en las vías de la Comunidad 16 motoristas, el doble que el año pasado. Los folios de la Guardia Civil recopilan un rosario de imprudencias y conductas irresponsables que a veces convergen en un mismo accidente.

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A 200 por hora

Como la de A.A.M.V., un ciudadano portugués de 31 años, que el 12 de agosto voló a más de 200 kilómetros hora por Verín, en la autovía A-52 con destino Vigo. Sin tiempo a reaccionar, a la salida de una curva a izquierda, se empotró contra un Renault Clio que discurría por el carril rápido a menos de 90 kilómetros hora. El motorista salió despedido y rodó 60 metros por la carretera hasta quedar tendido sobre el asfalto. Con el código de circulación en la mano ambos conductores infringieron las normas.

Una suma de imprudencias que también se dio en la carretera que une Pontevedra y Sanxenxo el 27 de agosto. A media tarde, R.T.F., un conductor de 37 años con apenas mes y medio de experiencia sobre la moto, atravesó la recta de A Lanzada a toda velocidad sin reparar en un grupo de turistas que revisaba un mapa en el interior de su coche aparcado en el arcén. Sin hacer caso de la señalización vertical ni de la línea continua que dividía la carretera, el conductor del vehículo inició un peligroso cambio de sentido que asustó al motorista. La frenada le hizo perder el control de la motocicleta, caer al suelo e impactar contra el lateral del turismo. La Guardia Civil atribuye el accidente a la maniobra ilegal del automóvil pero subraya que el piloto fallecido transgredió con mucho la limitación de 90 kilómetros hora que rige sobre la citada carretera.

A.N.C., de 19 años, regresaba tarde a casa el 25 de agosto de las fiestas de Carral. El atestado que describe la secuencia de su muerte, cuenta que el joven, sin carné para pilotar la Honda XR de 125 centímetros cúbicos, atravesó el casco urbano de Carral al triple de la velocidad aconsejada por las señales. A 120 kilómetros por hora en una zona limitada a 40, el bordillo que se cruzó en su camino resultó letal. Moto y conductor volaron varios metros antes de estrellarse contra el lateral de una marquesina de autobús.

La aguja del cuentarrevoluciones de la Suzuki 600 en la que perdió la vida M.M.B., de 24 años, se quedó clavada por encima de las 6.000 vueltas en el tramo rojo del contador. Según las cuentas de la Guardia Civil, el joven, que carecía de permiso para pilotar esa máquina, pasó a 110 kilómetros por hora por delante de la señal de Prohibido 50 que marca la entrada en el casco urbano de Tui. En el mismo instante un turismo inhabilitado para circular por la Inspección Tecnica de Vehículos seis días antes se incorporaba lentamente a la calzada. Al volante, un hombre de 67 años con problemas de visión y limitaciones para conducir, que no logró ver la sombra que llegaba adelantando a más de 120 kilómetros por hora desde el carril izquierdo. El estruendo del choque se hizo sentir en todo el pueblo.

En la carretera secundaria de Muimenta el obstáculo para M.A.P.G. de 37 años, y su BMW de 750 centímetros cúbicos el pasado 20 de julio no fue un viejo automóvil sino un corzo, buen ejemplo de lo que los expertos en tráfico llaman "factor sorpresa en la circulación". Sobre el asfalto no quedaron huellas de frenada. El golpe seco contra el muro de una vivienda destrozó al piloto y alertó a los vecinos.

El 4 de agosto, J.F.B.C., de 35 años "se hizo un recto" al regresar, junto a otros tres amigos, de una concentración motera en la carretera que Ourense y O Carballiño. Significa no trazar una curva en el argot de las dos ruedas. Pese a que el sinuoso trazado de la carretera, con giros a izquierda derecha y otra vez a izquierda recomendaba no sobrepasar los 70 kilómetros por hora. Los veinte metros de goma impregnados sobre la carretera en una curva perfectamente señalizada delataron al piloto que falleció en el acto.

A A.V.S. la falta de iluminación le impidió ver la barrera que delimita la entrada del polígono industrial de O Milladoiro, cerca de Santiago. El pasado 11 de agosto, a las cinco de la mañana, el piloto, y la compañera que viajaba como acompañante en su Yamaha YQ 50, chocaron súbitamente contra "una limitación física" que según Tráfico "tenía que estar debidamente señalizada". El informe policial que relata la muerte del piloto incluye una causa más: velocidad inadecuada.

Como el resto de los otros catorce accidentes, el de O Milladoiro también acabó en esquela.

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