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Calurosa acogida a la Sinfónica de Galicia en su gira por Chile y Argentina

Tras la gran acogida en Santiago de Chile apenas llegada al Cono Sur, la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) obtuvo sus primeros éxitos argentinos. Primero fue en Amijail, una sinagoga-salón de actos de la comunidad judía, algo pequeña para una orquesta sinfónica, cuya acústica algo fría se templó con la calurosa acogida de los asistentes al programa formado por obras de Brahms, Rimski y Stravinski. El siguiente concierto se celebró en el Teatro Coliseo, sede temporal de la programación del Colón durante las obras de remozamiento de éste para su centenario. El Concierto para violín de Brahms y su Sinfonía nº 4 fueron la sólida carta de presentación porteña de la OSG, con la colaboración del gran violinista lituano Julian Rachlin.

Entre el público asistente en Buenos Aires estuvo Touriño, de visita en el país

Rosario fue la siguiente etapa. En su Auditorio Astengo, un programa con música de dos compositores nacidos en España y muertos en Argentina, el gallego Andrés Gaos y Manuel de Falla. "La acogida, realmente emocionante, fue a más y se desbordó con las propinas de zarzuela y el Negra sombra", declaró rebosante de alegría Víctor Pablo Pérez a su regreso a Buenos Aires. El mismo programa, el viernes 5, en el concierto de despedida de la Capital Federal. Impresión nocturna, Noches en los jardines de España, la suite del ballet de El amor brujo y la segunda de El sombrero de tres picos tuvieron una acogida crecientemente entusiasta del público, entre el que se encontraba el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, quien se declaró orgulloso por un concierto "espléndido".

Y realmente lo fue. Orquesta y director crearon en Impresión el sereno ambiente de nocturno que le corresponde. Sonido muy empastado y fraseo de gran precisión y expresividad triunfaron sobre la acústica, seca y nada envolvente, del Coliseo, una sala enorme, prácticamente llena de aficionados.

Tras el descanso, el Falla andaluz pletórico y contenido de su música de raíz. Sonido, estilo, color y fraseo plenamente expresados por la Sinfónica en tutti, secciones -todas- y solos: chelo, violín, oboe, flauta, corno inglés, trompa y trompeta solistas dieron a los suyos el necesario sabor plenamente español sin caer en tipismos ni tópicos. Fuera de programa, el público se ganó con sus aplausos cuatro bises. La vida breve, el preludio de Agua, azucarillos y aguardiente, y Negra sombra fueron el catalizador de nuevos entusiasmos y primeras lágrimas. La alegría del preludio de El Bateo las enjugó. La gira proseguirá en São Paulo.

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