Perfil del promotor maldito
Pequeña o mediana. Con una gestión poco profesionalizada. Centrada en un área geográfica muy determinada. Y que se dedique a la construcción de pisos que sirvan como segunda residencia en zonas costeras. La empresa que cumpla estos requisitos tiene todas las papeletas para pasarlo mal en los próximos tiempos.
Era el caso de Llanera, que el pasado lunes se declaró en suspensión de pagos. Esta inmobiliaria valenciana de tamaño medio añadía además una estructura comercial sobredimensionada; con mucho suelo en gestión, pero pocas viviendas en venta. Y con estrategias de marketing muy agresivas entre sus clientes, mayoritariamente extranjeros.
En Aguirre Newman aseguran que hay infinidad de promotoras que han trabajado bien; pero que muchas otras han comprado en los tres últimos años patatales a precios altísimos. Ellos, los advenedizos, serán los que sufrirán más.
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