Más de la mitad de los ciudadanos está en contra del uso del velo en el colegio
Siete de cada 10 estaría de acuerdo en que sus hijos se casaran con inmigrantes
Si el uso del velo por parte de las alumnas musulmanas dependiera de un referéndum, en la Comunidad Valenciana estaría prohibido. El 54,9% de los ciudadanos se manifiesta en contra de esa manifestación cultural y religiosa en las escuelas y el rechazo es prácticamente el mismo entre quienes votan al PP (61,4%) y quienes lo hacen a Esquerra Unida (58,2%). La encuesta del Instituto Opina para EL PAÍS revela, sin embargo, una clara mejora en la visión que se tiene de los extranjeros: siete de cada 10 aceptaría que sus hijos se casasen con un inmigrante, y la mitad está convencida de que benefician a la economía.
Para la mitad, benefician a la economía y para el 65,9%, incrementan la delincuencia
Los inmigrantes siguen siendo el problema de la Comunidad Valenciana que más citan los ciudadanos. Pero en un año esa percepción ha caído 8,4 puntos, hasta quedarse en un 27,6%. Ese descenso representa el cambio sociológico más acusado que registra el sondeo, de cuya lectura se desprenden también, sin embargo, algunas advertencias.
Hace 12 meses, el 32,1% creía que los inmigrantes contribuían a mejorar la economía. Un 37,7% pensaba que la perjudicaban. Ahora, el 50,4% opina que su participación es positiva y sólo un 26,8% que resulta negativa.
El 64,4% no cree que ninguno de ellos quite puestos de trabajo a los valencianos, y crece hasta el 82,3% los que han llegado a la conclusión de que se dedican a cubrir los empleos que la población autóctona ha dejado de querer hacer. Y un abrumador 87,7% está a favor de que se les conceda la prestación por desempleo.
¿Cuál es la valoración global que hacen de su llegada al territorio? Casi la mitad (46,8%) responde que resulta "positiva o muy positiva", mientras que quienes opinan que es "negativa o muy negativa" se reduce a menos de un tercio (30,8%).
En general, la aceptación del fenómeno de la inmigración crece cuanto más se avanza hacia el sur del territorio, aunque Alicante y Valencia a veces se intercambian las posiciones. Castellón tiende a ser siempre la que más prevenciones expresa.
Una de los aspectos más sorprendentes de la encuesta es de carácter matrimonial. El 70% de los ciudadanos aseguraron que estarían de acuerdo en que su hijo o hija se casara con un o una inmigrante (el porcentaje se sitúa en un 59,8% entre el electorado del PP). Y sólo un 17% del total respondió que no quería ni oír hablar del tema.
Esa expresión de tolerancia parece poco consistente, en cambio, con las respuestas relativas a los inmuebles: sólo el 51,7% le alquilaría un piso a un inmigrante, frente a un 35,8% que no lo haría. La proporción se reduce más todavía cuando se pregunta: "¿En qué grado confiaría usted en una persona inmigrante?" El 41,5% contesta que mucho o bastante. Y el 24,6% afirma que se fiaría poco o que no se fiaría.
No existen precedentes en encuestas anteriores del apartado sobre el grado de conocimiento que los valencianos tienen de los extranjeros. Pero en 2007, el 45% de los ciudadanos manifiesta tener "mucha o bastante relación" con ellos. La escuela, uno de los lugares en los que se cruzan las vidas de unos y otros, no resulta perjudicada por la escolarización para el 53,5%. El 35,3% cree que la empeoran.
El estudio contiene también, sin embargo, algunas advertencias. El 65,9% opina que la inmigración favorece "mucho o bastante" el incremento del a delincuencia. Un 84,9% considera que el número de extranjeros es ya "elevado o muy elevado". Y el 49,9% creen que contribuyen poco o no contribuyen a mejorar "la cultura de la Comunidad Valenciana".
La mitad de los ciudadanos piensa que empeoran la calidad de la atención sanitaria, pero el 62% se opondría a que los españoles tuvieran preferencia de acceso.
Crece tres puntos el número de quienes confiesan ser racistas (13,2%). Y sube más (6,4 puntos, hasta el 37%) la impresión de que los valencianos lo son.
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