El nuevo cine de Latinoamérica
Una generación de directores jóvenes despunta con películas con sello de autor
Hay historias familiares, peleas de pareja y thrillers históricos. Hay mezclas de géneros. Hay grandes -pocos- y pequeños presupuestos -la mayoría-. El cine latinoamericano más reciente escapa a todo intento de clasificación, geográfica o generacional, pero su vitalidad deja claro que está atravesando un renovado auge.
La sorpresa viene cuando Ecuador, con una industria mínima, se coloca en el mapa
"Ahora no se puede hablar de movimientos", dice la coordinadora de la muestra
"Actualmente no se puede hablar de movimientos, como sucedió en los años sesenta, con el cinema novo en Brasil, o en los noventa, con el nuevo cine argentino. Ahora, cada película es un universo, propone una historia diferente que pertenece al autor. Son películas autorales", resume Teresa Toledo, coordinadora de la Muestra de Cine Iberoamericano que, a partir de hoy y hasta el próximo día 13, exhibirá en Madrid una selección de las tendencias más representativas del cine latinoamericano joven (la programación completa del ciclo, que se proyectará en los cines Renoir de la plaza de España, puede verse en www.vivamerica.com), dentro del Festival VivAmérica.
La directora y actriz Ana Katz (Buenos Aires, 1975), presente en la muestra con Una novia errante, su segundo largometraje, que se estrenó en la Semana de la Crítica durante el pasado Festival de Cannes, también se resiste a las generalizaciones: "Yo creo mucho en las obras y en los artistas y no tanto en las modas", afirma por teléfono desde Buenos Aires, unos días antes de volar hacia Madrid, a punto de entrar en un ensayo de la obra de teatro en la que actúa. Katz, también protagonista de Una novia errante, la historia de una pareja que realizó "con la fuerza de un impulso, la del enamorado que idealiza a la otra persona y es capaz de llamarla 10 veces en un minuto", tomó su primer curso de interpretación a los seis años. Ahora trabaja también en la escritura de su nuevo guión, Bienestar, que prevé empezar a filmar en octubre del año que viene.
Párpados azules, una comedia amarga que relata el inútil esfuerzo de dos antihéroes -hombre y mujer- por huir de sus respectivas soledades, dirigida por Ernesto Contreras (Veracruz, 1969), también se estrenó en la Semana de la Crítica del pasado Festival de Cannes. El director mexicano reconoce el buen momento que vive la producción cinematográfica en su país y apunta dos factores que lo están facilitando. Al igual que ha sucedido en otros países latinoamericanos, como Colombia o Ecuador, la mejoría de las condiciones económicas de los últimos años ha hecho posible la dedicación de fondos públicos a la subvención del cine. Toda una novedad, si se tiene en cuenta que hace poco más de una década la economía mexicana se tambaleaba en plena resaca del tequilazo, la crisis financiera de 1994.
Pero, además, Contreras reconoce que las nuevas tecnologías han abaratado enormemente los procesos de producción: "Ahora puedes agarrar la cámara, grabar en vídeo, editar en el ordenador de tu casa y luego buscar la forma de pasar a 35 milímetros, a formato de cine". Ya no es preciso emigrar para rodar una película: "Quien quiera filmar, lo puede hacer en México; hay opciones", asegura. ¿Ayuda en algo el fulgor del éxito que han obtenido compatriotas como Alejandro González Iñárritu o Guillermo del Toro, que se han metido al mismísimo Hollywood en el bolsillo? "Es una suma de esfuerzos. El reconocimiento que han obtenido ha llamado la atención sobre el cine mexicano, pero cada uno lucha en su trinchera", afirma.
Pero si Argentina y México, junto con Brasil, son los países latinoamericanos con mayor tradición cinematográfica, la verdadera sorpresa viene cuando un país con una industria fílmica mínima, como Ecuador, consigue colocarse en el mapa. "Cuando hice mi primera película, Ratas, ratones y rateros, en 1999, en Ecuador se hacía una película cada tres años; ahora, se ruedan dos o tres anuales", explica Sebastián Cordero (Quito, 1972), que el pasado mayo estrenó en España su segundo largometraje, Crónicas, protagonizado por Leonor Watling. Cordero conversará el próximo día 10 con otros cineastas latinoamericanos: la mencionada Ana Katz, Sebastián Campos (Chile), Fernando Pérez (Cuba) y Pablo Stoll (Uruguay), en un acto que tendrá lugar en la Casa de América de Madrid.
Stoll (Montevideo, 1974), director -junto con el fallecido Juan Pablo Rebella- de Whisky, una de las películas revelación de 2004, también recuerda que, cuando era adolescente, sencillamente "no había películas uruguayas". Ahora, sin embargo, empieza a haber apoyo del Estado, pero también una actitud más favorable por parte del propio público: "Hay como una conciencia de que las películas uruguayas no son diferentes, son películas, que es algo por lo que luchamos los que hacemos cine".
Babelia
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