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CÁMARA OCULTA
Columna
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Menos pantallas

Los agoreros aseguran que se está acabando lo de ver películas en salas, mientras que otros, menos pesimistas, opinan que el problema reside en que hay demasiadas pantallas en España: el mercado está saturado, especialmente en las ciudades donde se da la tendencia de que los centros comerciales se amontonen en las mismas zonas, ofreciendo las mismas películas en sus carteleras. En Madrid, por ejemplo, quien no tenga la suerte de vivir en el centro está probablemente condenado a perderse muchísimas películas estupendas, ya que en otros barrios o en las afueras sólo se puede elegir entre media docena de títulos norteamericanos, aun cuando a tiro de piedra haya muchas más pantallas; pero todas proyectan lo mismo. Y en algunos casos ni eso: en Vallecas o en Carabanchel no hay cines, y tampoco en muchas ciudades a lo largo y ancho del país.

Precisamente por esa aglomeración de salas, de las 4.300 pantallas existentes sobran al menos 1.500, al decir de los expertos. Hace seis años en Estados Unidos hicieron una operación con el fin de sanear la oferta, y parece que les va mejor desde entonces. En España también habrá pronto menos salas... si nadie lo remedia. La poderosa cadena Ábaco, con más de 450 pantallas y 1.200 empleados repartidos entre varias ciudades, ha anunciado suspensión de pagos. Justificación oficial: el descenso de espectadores y la presión ejercida por la piratería van arrinconando el consumo de películas en los cines. ¿Otras razones posibles? Que un porcentaje muy alto de Ábaco, el 82%, fue absorbido por la empresa de capital riesgo Mercapital, que echó igualmente el ojo a la cadena Cinebox: unos sesenta millones de euros invirtió en cada una, y los ingresos no han amortizado la inversión ni tienen pinta de hacerlo.

No hay exhibidor que no esté alarmado por el descenso de espectadores, y no sólo respecto al cine español, que es de lo único que se suele hablar. Las bajas cifras de los últimos estrenos norteamericanos han redoblado la inquietud. Ni Bruce Willis levanta cabeza. Y, sin embargo, aún hay románticos que se rebelan contra el cierre de los cines. El colectivo Salvemos a los Cines y Teatros de Madrid junto a otras organizaciones ciudadanas organizó ayer una protesta ante el Ministerio de Cultura "para concienciar a las administraciones públicas de su ineludible obligación de salvar y proteger el patrimonio histórico-cultural y detener la continua clausura de salas de cine en la ciudad". Un total de 17 salas se han cerrado en el centro de Madrid durante los últimos cuatro años, dicen que por la especulación inmobiliaria. Pero si hay que llegar hasta las 1.500 que dicen de los expertos, aún queda tela.

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