Hillary Clinton admite que habrá que dejar algunas tropas en Irak
En un momento en el que los demócratas en el Congreso parecen haberse rendido ante la estrategia de la Administración de Bush en Irak, los principales candidatos de la oposición a la presidencia de EE UU, especialmente Hillary Clinton, están también dispuestos a aceptar la idea de que será necesario mantener un cierto número de soldados en aquel país durante un largo periodo de tiempo.
El comentarista conservador William Kristol calificó el debate celebrado por los ocho candidatos demócratas en la noche del miércoles en New Hampshire como "un gran día para los republicanos". Puede serlo si, como se sospecha, el realismo y prudencia de los candidatos demócratas llega a irritar a las bases del partido, ansiosas de acabar la guerra de Irak, y esto termina dividiéndolos.
Ni Clinton ni Barack Obama ni John Edwards, los tres primeros contendientes según las encuestas, se comprometieron de forma categórica a acabar con la guerra si llegan a la Casa Blanca. Menos que nadie, Clinton. "Reduciré drásticamente nuestra presencia en Irak para limitarla a la misión de proteger nuestra embajada, a nuestros civiles y para estar seguros de que podemos llevar a cabo actividades antiterroristas en ese país", dijo. Fue la más acosada durante el debate, no sólo porque era la única que todavía no se ha retractado de su voto a favor de la guerra de Irak en el Senado, sino porque volvió a votar el miércoles una resolución de línea dura contra Irán.
"Me avergüenzo de ti"
"Me avergüenzo de ti, Hillary, por haber votado eso", le dijo otro de los candidatos presidenciales, Mike Gravel, en relación con el voto favorable de Clinton a una petición para que la Guardia Revolucionaria Islámica (un cuerpo de élite del Ejército iraní al que EE UU vincula con la violencia en Irak) sea declarada una organización terrorista. Tanto Joseph Biden como Christopher Dodd, dos candidatos demócratas con mucha experiencia en el Senado, votaron en contra de esa propuesta, mientras que Obama evitó participar en la sesión y dedicó el día a su campaña electoral en New Hampshire.
Hillary Clinton fue también el centro de las miradas cuando el moderador del debate le preguntó directamente si ella estaría dispuesta a autorizar excepcionalmente la tortura para obtener información de Osama Bin Laden. "Es un asunto de principios. La tortura no puede formar parte de la política de Estados Unidos, punto", contestó. Cuando el moderador le recordó que había sido su marido, Bill Clinton, quien había aludido hace tiempo a esa excepción, la candidata respondió: "Bueno, no es él quien está en este tribunal esta noche".
Hillary Clinton es cada día más el objeto de atención de la prensa y de los ataques de sus contrincantes, porque cada día se afianza el amplio margen de ventaja que tiene sobre el resto de los aspirantes demócratas, alrededor de un 20% (según la media de distintas encuestas) sobre Obama, y, más aún, sobre Edwards.
Es la candidata a batir, la más probable próxima presidenta, y, en esa medida también, su discurso se va haciendo más realista y más vulnerable desde el ala izquierda demócrata, un sector influyente en el periodo de primarias.
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