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APUNTES

El colegio rechaza reconocer a un centenar de ingenieros de la Universidad de Alicante

La asociación profesional sostiene que lograron el título con un "apaño cercano al fraude de ley"

Ignacio Zafra

El extraño camino que siguió un centenar de ingenieros de la Universidad de Alicante para obtener el título les está saliendo caro. El Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos se niega a reconocer validez a sus diplomas por considerarlos producto de un "apaño" cercano al "fraude de ley". Consecuencia: no pueden ejercer.

La universidad rechaza que el colegio tenga competencias para discutir el itinerario administrativo que desembocó en la expedición de unos títulos que están firmados por el rector y por el Rey.

"Si tienen sospechas, lo que tienen que hacer es denunciarlo ante el Ministerio de Educación", afirma el rector Ignacio Jiménez Raneda. Y José Luis Saval, responsable de la titulación y secretario del Consejo Social, declina hacer declaraciones. El caso se dirige inevitablemente a los tribunales.

La versión del Colegio se resume en que la universidad utilizó un atajo para acabar dando oficialidad a unos estudios que originalmente no la tenían.

Los ingenieros que están encontrando problemas iniciaron sus estudios de Caminos antes de que la Universidad de Alicante implantara la carrera y no afectan a quienes lo hicieron a partir del curso 2005-2006. Retrocedamos: ¿Iniciaron los estudios antes de que la carrera estuviese implantada? Así sucede en esta rocambolesca historia que empezó en Alicante, siguió en Italia, volvió a la universidad valenciana y ha encontrado el último escollo en la sede central del Colegio, en Madrid, después de hacer escala en Bruselas.

Edelmiro Rúa, presidente del Colegio, señala que ya han denegado una veintena de solicitudes de colegiación. Pero calcula que en la misma situación puede haber "algún centenar" más de ingenieros. El rectorado estima que no llegan a los 100.

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Empecemos por el principio: La Universidad de Alicante no contó, hasta 2005, con la carrera de Ingeniero de Caminos. Tenía, sin embargo, su equivalente de tres años, llamada Ingeniería Técnica de Obras Públicas, unos estudios que proporcionan menores competencias profesionales. Los técnicos no pueden firmar el proyecto de una presa por ejemplo, ni, obviamente, tampoco el de un puerto.

A finales de los noventa, la Escuela Politécnica Superior de Alicante empezó a ofertar un título propio (no oficial), llamado Ingeniero Civil. El curso no tenía más valor que el que le diera el mercado laboral. Lo mismo que ha ocurrido hasta ahora en España con cualquier máster.

El título propio Ingeniero Civil se impartía en colaboración con la Universidad de Ancona (llamada ahora Universidad de Las Marcas, por la región del este de Italia en que se halla). Los profesores italianos se desplazaban a Alicante, daban sus clases y volvían a marcharse.

El Colegio español sostiene que la Universidad de Alicante utilizó esa conexión para convertir a los ingenieros técnicos en ingenieros de Caminos. Los alumnos, según su versión, llegaron a Ancona con su carrera técnica oficial y con el título no oficial de Ingeniero Civil, y salieron con un diploma del Estado italiano debajo del brazo. Nunca entraron en las aulas de la facultad de Ancona sino que se limitaron a convalidar asignaturas por valor de "todo el segundo ciclo".

Ya en España, pidieron al Ministerio de Fomento que les concediera el reconocimiento profesional sobre la base del título italiano. La respuesta fue negativa. El caso fue recurrido a la justicia europea, que debería estar a punto de resolver.

El 20 de octubre de 2005, el BOE publicó el plan de estudios de la carrera de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Alicante. El campus se convertía en el décimo de toda España en contar con la titulación, y veía cumplirse una aspiración antigua. A la presentación de la carrera asistió Salvador Ordóñez, ex rector de Alicante y por entonces secretario de Estado de Universidades.

Llegó el segundo intento de convalidación. El campus de Alicante, que para entonces tenía la carrera y por tanto la potestad para hacerlo, convirtió el título oficial italiano en el título oficial español de Caminos. El año pasado llegaron las primeras peticiones de colegiación de la accidentada promoción de ingenieros. Su número se incrementó en la primera mitad de 2007. El Colegio las rechazó todas.

¿Llegaron los estudiantes de Alicante a cursar asignaturas en Italia como consta en su expediente, o se aprovecharon sólo del atajo de la convalidación? El rector Jiménez Raneda responde que eso no lo sabe. Pero niega que el Colegio tenga ninguna competencia al respecto. "No son jueces y no tienen atribuciones para investigar la legitimidad del procedimiento. Nosotros convalidamos unos certificados oficiales de una universidad italiana. Si tienen sospechas, deberían denunciarlo. Y si no lo han hecho es porque saben que no les darían la razón". Negarse a colegiar a unos ingenieros con títulos oficiales, añade, resulta "ilegal e ilegítimo" y podría conllevar responsabilidades penales.

Un aviso para otras facultades

El caso de los ingenieros de Caminos de la Universidad de Alicante es menos excepcional de lo que parece. La novedad es que esta vez, un tercero, el Colegio Profesional, con intereses evidentes por regular la entrada al mercado laboral de nuevos ingenieros, ha bloqueado la situación. Pero la conversión más o menos regular de estudios propios en títulos oficiales, que en el caso de Alicante está por demostrar, ya protagonizó la primera polémica universitaria del curso: El mismo consejero de Educación, Alejandro Font de Mora, sugirió que los 60 estudiantes que esta semana han empezado el título propio Introducción a las Ciencias de la Salud en la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia podían llegar a final de curso como alumnos de primero de Medicina.

Fuentes del Gobierno respondieron que eso era inviable. Pero admitieron que una vez que la universidad obtenga la licenciatura, probablemente antes del inicio del curso 2008-2009, los apaños internos que se realicen para convalidar el tiempo perdido resultan difíciles de controlar.

El riesgo de que una denuncia o la negativa de una asociación profesional a colegiarlos acabe acarreando problemas a los médicos, incluso después de obtener la licenciatura, a causa de esta clase de maniobras, tardará, sin embargo, tiempo en desaparecer.

También esta semana, un grupo de alumnos de la nueva licenciatura de Criminología de la Universitat de València ha puesto el grito en el cielo a través de un comunicado, entre otras cosas, por las excesivas trabas que han hallado para conseguir el título oficial. Ellos, como los ingenieros de Alicante, habían cursado previamente estudios similares pero sin carácter oficial.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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