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Asamblea de Naciones Unidas

Ahmadineyad defiende su régimen en Nueva York en medio de protestas

El presidente de la Universidad de Columbia reta al líder iraní a respetar la libre expresión

Antonio Caño

El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, visitó ayer la Universidad de Columbia entre las protestas generalizadas para lo que se suponía que era una visita propagandística, y salió ridiculizado como un tirano sin recursos que dejó en evidencia todas las carencias del régimen que preside. De esta manera se abortó una de las operaciones más polémicas de la per se controvertida presencia de Ahmadineyad en Nueva York, y quedaron patentes ante la opinión pública las abismales diferencias entre dos sistemas políticos y dos países que protagonizan actualmente la mayor tensión internacional.

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"Usted tiene todos los signos de un dictador cruel y mezquino, y cuando viene a un sitio como éste se le ve simplemente más ridículo", dijo el presidente de la Universidad de Columbia, Lee Bollinger, al presentar ante los estudiantes a su polémico invitado.

Bollinger increpó a Ahmadineyad por sus "pasadas declaraciones negando la existencia del Holocausto", y le recordó que la matanza de seis millones de judíos por los nazis durante la II Guerra Mundial era y es "el suceso más documentado de la historia de la humanidad".

El presidente de Columbia, uno de los centros académicos más reputados de EE UU, retó a Ahmadineyad a "que permita en Irán la misma libertad de expresión que nosotros le hemos concedido hoy aquí", y le propuso que acepte que una delegación de la universidad recorra Irán explicando el modelo de democracia occidental.

Haciendo uso de esa libertad de expresión, el presidente iraní, que había mantenido una constante sonrisa durante la intervención de su anfitrión, dijo que ésta constituía "un insulto a la información y a la inteligencia del auditorio".

Ahmadineyad aseguró que las acusaciones de que su país está intentando la producción de armas nucleares son fruto de "la desinformación de los grandes poderes", y condenó la presión que, según él, Washington ejerce sobre sus propios ciudadanos, incluido el presidente de Columbia.

El presidente de Irán asombró a la audiencia con afirmaciones como la de que en su país no hay homosexuales "como en sus países [refiriéndose a Occidente]", y afirmó que no negaba el Holocausto, sino que pedía "una investigación más profunda, desde diferentes perspectivas". No negó, sin embargo, que intente destruir a Israel. Se limitó a decir que "los judíos de Irán no están en peligro".

La intervención estuvo rodeada de numerosas protestas, aunque también hubo momentos para los aplausos y las muestras de apoyo por parte de algunos asistentes al acto, quienes condenaron la política estadounidense, particularmente por la guerra de Irak.

La portada de ayer del popular diario Daily News -"El diablo ha aterrizado"- lo dice todo sobre la opinión que una gran parte de los estadounidenses tienen sobre Ahmadineyad, convertido en foco de los mayores odios del país. Políticos y analistas de todo signo se habían mostrado en contra de que se le permitiera hablar en Columbia.

Al margen de su paseo por las aulas, el presidente de Irán repetirá hoy las líneas maestras de su política nuclear en un foro acostumbrado en los últimos años a las extravagancias, las salidas de tono y los gestos propagandísticos. Es el destino de la Asamblea General desde que la normativa de la ONU quiso reducir a ese cuerpo, integrado por todos los miembros de la organización al mismo nivel, al papel de mera tribuna de denuncia.

Las decisiones quedan reservadas para el Consejo de Seguridad, donde los cinco miembros permanentes con derecho de veto -EE UU, Rusia, China, Francia y Reino Unido- son, en realidad, el órgano ejecutivo de la organización. Por eso, cada septiembre, con motivo de la inauguración de la Asamblea General, se reúnen en Nueva York los personajes más diversos y se escuchan los argumentos más pintorescos. El año pasado, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo aquello de que el edificio "olía a azufre" porque "el demonio Bush" había hablado allí.

Concentración en Columbia en oposición a una eventual guerra contra Irán.
Concentración en Columbia en oposición a una eventual guerra contra Irán.AP

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